Los pies del vicio

En este momento, cuando su barco carece de línea de flotación idónea, Donald Trump sigue braceando  contra la corriente. El último traspiés le llega de un espléndido aliado en quien encontró sostén durante diferentes eventos, según fue cuestionado, e incluso tras el 3 de noviembre, cuando continuó acompañando al todavía presidente en su batalla por anular los comicios y voltearlos en su favor.

El personaje se nada menos que Mich McConell primera figura del senado mientras predominen en la cámara alta los conservadores. El peso pesado de la cúpula partidista concluyó admitiendo el triunfo de JoeBiden tras la irrefutable dictamen del Colegio Electoral, donde le otorgaron 306 votos al demócrata y a 234 a Trump (74 menos).

Hasta ese momento McConell acompañó al magnate en los reclamos judiciales que fue perdiendo uno a uno, incluyendo el presentado ante la Corte Suprema, donde contaba con seis magistrados (incluyendo la jefa de ese órgano) nombrados por él durante los últimos 4 años. También le abandonó el Fiscal General, Willian Barr, otro fiel que concluyó desistiendo de una empresa imposible.

Siguiendo sus hábitos que tanto se parecen a insolencias pueriles, Trump puso en la picota twuitera a su antiguo protector, quien, en definitiva, pareciera estarprocurandolos dos escaños del senado a dilucidar en el estado de Georgiael 5 de enero. Si en esa fecha los aspirantes demócratas  ganan  esos asientos, el actual predominio republicano en la Cámara alta, se perderá.

De conservarse el balance actual, estarían en condiciones de influir en gran medida en el futuro gobierno, para imponer sus puntos de vista y hasta obstaculizar los más importantes proyectos de Biden.  Durante el mandato de Barak Obama ya lo hicieron, llegando al punto de paralizar el funcionamiento del gobierno, reteniendo la autorización para los fondos requeridos y, de la misma forma,  cuando arremetieron contra el plan sanitario conocido como Obamacare, posiblemente el logro interno más relevante del ex presidente.

McConell no oculta las grandes diferencias que le separan de Biden y Kamala Harris, pero ante lo imponderable, acaba de reconocerlos como los legítimos gobernantes que deben asumir mandato el 20 de enero del 2021.

Trump está tratando de comandar una rebelión a expresarse el 6 de enero cuando el Congreso se reúna para, simbólicamente, contar los votos, de manera que los diputados reviertan los resultados o sustenten su pretensión de seguir  objetándolos.

Impulsa esa aspiración pese a perder unas 50 querellas, entre ellas la presentadas ante el Departamento de Justicia y el Tribunal Supremo,instancias que, por separado y en total, no encontraron base con respecto al supuesto fraude electoral masivo.

Más realista, McConell, parejo a aceptar el éxito de los demócratas, también llamó a los republicanos a que desistan de una posible rebelión, dado su casi imposible triunfo y  el desorden que provocaría cuando ni la sociedad ni el país están en su mejor momento.

Estados Unidos y el resto del mundo se  enfrentan a retos formidables. Uno, remontar la Covid-19. Dos recuperar la economía, el comercio, las relaciones internacionales, tan lastimadas por quien se niega a irse.

Mantener la resistencia  hasta aquí practicada, no solo dilata las opciones para el resarcimiento, sino acrecienta las divisiones ya existentes en la ciudadanía y las posibilidades de recomponerlas. Eso no es recomendable ni para los grandes caudales ni para la gente de a pie. Tampoco para los propios EE.UU.y experimentos de insumisión de difícil pronóstico.

Se deduce a partir de lo fomentado con las muy desestabilizantes acciones agresivas del mandatarioal arremeter ciegamente contra gobernadores y diputados  estatales a los cuales amenazó cuando fracasaron sus intentos convencerlos para sumarse a su ególatra e irresponsable cruzada.

Son posturas y proyecciones dañinas. Una mala herencia que afectará el futuro y la sanación político-social requeridas, si es que en la medida necesaria, se logra.

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Publicado Por: Elsa Claro

Periodista, poeta, narradora de altos quilates, que ejerce el ejercicio del comentario de manera cotidiana y de una excelencia de referencia. Su obra poética ha sido reconocida por el poeta nacional Nicolás Guillén desde sus primeros títulos líricos. Actualmente, este Premio Nacional de Periodismo José Martí transmite sus trabajos periodísticos en el espacio En Vivo Directo. Correo: elsa.claro@icrt.cu

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