Los vecinos de arriba

Los vecinos de arriba, del multilaureado escritor y cineasta Cesc Gay, con dirección del primerísimo actor Caleb Casas, es el título de la obra que llevara a su sede capitalina la emblemática agrupación «Argos Teatro», para beneplácito de los amantes de las artes escénicas insulares.

El elenco artístico de esa divertidísima comedia está integrado por los primerísimos actores y actrices Jacqueline Arenal y Eduardo Martínez, quien alterna con Osvaldo Doimeadiós, Premio Nacional del Humor, y Laura de la Uz con Carlos Luis González, quien alterna con Caleb Casas, les prestan piel y alma a «Ana» y «Julio» y a «Laura» y «Salva», respectivamente.

Esa inteligente elección actoral, esos dúos perfectamente empastados, le confieren a esa puesta en escena conexión total, en tanto que cada uno le da «vida» en escena al personaje que interpreta en Los vecinos de arriba.

Los enredos y equívocos en que se estructura —desde la vertiente dramatúrgica— dicha obra hacen reír «a carcajada limpia» a los espectadores, y a la vez, reflexionar con profundidad acerca de problemas conyugales que suelen acaecer en cualquier matrimonio (hetero u homo) por feliz que parezca (o disimule serlo).

Dicha obra trata de convencer a los espectadores de que es necesario hablar, comunicar, comunicarse, narrar lo que nos sucede, motivar, analizar juntos, atreverse a seguir nuevos rumbos, eliminar rutinas que cavan la «sepultura» del amor conyugal, solicitar ayuda si fuera menester… mientras exista un sentimiento que lo merezca para que no les caigan encima las frustraciones, las tristezas, las insatisfacciones, las lágrimas, los pesares, o cualquier otra emoción negativa que haga peligrar la estabilidad de la pareja o perturbar las relaciones interpersonales y sociales.

Los fieles seguidores del «arte de las tablas» disfrutaron con cada uno de los chistes, las actuaciones logradas en su totalidad, las palabras que los llevaron al clímax de la relajación burlesca…, pero —por detrás de todas las bromas y las risas que suscita la trama— hay un llamamiento urgente a salvar toda relación de pareja, lo cual deviene el principal mensaje ético-humanista que — por vía subliminal— le llega al auditorio.

En ese contexto dramatúrgico, se trata —además— el polémico tema del intercambio de parejas en la esfera sexual (componente básico de la personalidad humana), pero de una manera muy jocosa u ocurrente. En síntesis, todas las parejas deberán aprender a convivir y cada uno a reír o llorar, según decida qué es lo mejor para cada una de ellas, y en dependencia del lugar que ocupe («arriba» o «abajo»), en el «edificio multifamiliar» en que se ha convertido —por derecho propio— la existencia terrenal del «soberano de la creación». 

En cuanto a la impecable calidad de las actuaciones, Jacqueline Arenal, Laura de la Uz, Eduardo Martínez, Carlos Luis González, Caleb Casas y Oswaldo Doimeadiós demuestran —con creces— la excelencia artístico-profesional que los caracteriza en cualquier medio de comunicación donde incursionan habitualmente con éxito de público y de crítica.

Por otra parte, habría que destacar —con letras indelebles— la sencillez en el diseño escenográfico, la calidez de cada gesto corporal, cada movimiento escénico, la espontaneidad y naturalidad en cada diálogo. La música, la mítica voz de Benny Moré (1919-1963) en Te quedarás, al inicio, y en Oh, vida, al final. La iluminación, en su justa medida, ya que cada pieza encaja perfectamente en ese «rompecabezas» dramatúrgico.

Si usted, estimado lector, quiere divertirse y eliminar el estrés cotidiano, y al mismo tiempo, aprender a mantener la estabilidad de la pareja no deje de ver la comedia Los vecinos de arriba..