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Magaly Pompa Batista (Cauto Embarcadero, Granma 1945), especialista en maquillaje, fue galardonada este viernes con el Premio Nacional de Cine 2023 en el contexto de celebraciones por el aniversario 64 de la fundación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
La reconocida creadora, nominada en reiteradas ocasiones, resultó elegida entre los 22 candidatos al galardón de este año que otorga el ICAIC, en una votación unánime.
Manuel Herrera, presidente del jurado y Premio Nacional de Cine 2022, enfatizó que otorgarle el premio a Pompa es un reconocimiento al carácter artístico de quienes trabajan tras bambalinas, en los oficios invisibles del cine.
Premiamos hoy a una escuela cubana de maquillaje que sigue siendo aquella muchacha del campo que arribó un día a la capital para conquistarla, añadió Herrera.
Ella estuvo presente en todas las películas de Humberto Solás y como sabemos, solo eso ya resulta un gran mérito para su carrera, destacó el cineasta Jorge Luis Sánchez. Al evento asistieron el ministro de Cultura Alpidio Alonso, el presidente del Icaic Ramón Samada; así como actores y directores de cine como Fernando Pérez, Eslinda Nuñez, Patricio Wood, Verónica Lynn, Daisy Granados, Gerónimo Labrada, Raúl Rodríguez y trabajadores de otras instituciones del sector.
La proyección de un breve documental sobre el noticiero Icaic dirigido por Daniel Díaz en 1979 dio inicio a la actividad que culminó con la interpretación de tres temas musicales por parte de los cantantes Luis Manuel Molina y Lupita Martínez.
Además se mostró una recopilación audiovisual de la obra artística de la destacada maquillista cubana.
Magaly Pompa se integró al equipo de maquillistas del Icaic en 1962 y, tras iniciar como asistente de esta especialidad en el filme de Armando Gatti El otro Cristóbal (1964), continuó su labor en más de cuarenta producciones nacionales e internacionales dirigidas por figuras representativas del cine nacional como Humberto Solás, Fernando Pérez, Enrique Pineda Barnet y Manuel Octavio Gómez.
Ostenta la medalla Raúl Gómez García y la Distinción por la Cultura Nacional, y en 2017 recibió el Reconocimiento Especial otorgado por el ICAIC por la obra de toda la vida.
UN POCO DE HISTORIA
“Entré en el ICAIC el 3 de septiembre de 1962”, recuerda con una voz delgada que no deja de tener la pequeña solemnidad de los grandes acontecimientos en la vida de alguien, aseveró Pompa al periodista Ángel Marqués.
Comenzó las clases de maquillaje en el segundo piso del edificio de diez plantas que evoca un dado gigante en la avenida 23 y que fue levantado en 1950 con el nombre de Atlantic, con un teatro —hoy la sala Chaplin— y un complejo de oficinas.
Las primeras nociones de maquillaje las tuvo de la mano del profesor Rolando Zaragoza. Después llegó un extranjero. Un checo. Vladimir Petrino. Todo rigor y seriedad. Mano de hierro con los pupilos.
“Si te cogía dormitando, te decía: Recoja sus cosas, que a Ud. no le interesa esto”, rememora Pompa, quien nunca se atrevió a parpadear. Durante los dos años y medio que duró el curso, fue una alumna excelente, a tal punto que el profesor eslavo la llamaba “su hija cubana”.
La salación, de 1965, y dirigida por Manuel Octavio Gómez, fue la primera película de Pompa como responsable de maquillaje. Un año antes, se fogueó como asistente en cinco producciones; entre ellas Cumbite, donde conoció a Tomás Gutiérrez Alea, y filmes que se convertirían en clásicos, como Nosotros la música, de Rogelio París, y Soy Cuba, del soviético Mijaíl Kalatózov (que treinta años después se consagró como filme de culto gracias a Scorsese y Coppola, que se fascinaron con los acrobáticos planos del fotógrafo Serguéi Urusevski y relanzaron la obra en festivales internacionales).
Fuente: ICAIC, On Cuba. Prensa Latina
