María Eugenia Azcuy y Osmar Noriega: Joseíto Fernández es símbolo de cubanía

La M.Sc. María Eugenia Azcuy Rodríguez y el Lic. Osmar Noriega Aguirre son los autores del libro Joseíto Fernández. El Rey de la Melodía, publicado por Ediciones En Vivo, y prologado por el escritor y periodista Víctor Pérez Galdós, para acariciar el intelecto y el espíritu de los fieles amantes de la vida y la obra del músico y cantautor Joseíto Fernández (1908-1979), verdadera leyenda del pentagrama cubano y universal.

María Eugenia Azcuy Rodríguez es M.Sc. por la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona» de La Habana, profesora auxiliar de dicho centro de educación superior, y especialista territorial del Programa de Desarrollo Cultural de Centro Habana. Miembro de la Junta Nacional de la Sociedad Cultural «José Martí», y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Es autora de varias publicaciones en medios nacionales y foráneos, y ha sido laureada con la Medalla «Raúl Gómez García», la «Gitana Tropical», la «Utilidad de la Virtud» y la Distinción Por la Cultura Nacional.

Osmar Noriega Aguirre es licenciado en Educación por la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona» de La Habana, e investigador de la Dirección Municipal de Cultura de Centro Habana. Ha participado como jurado y ponente en disímiles eventos de carácter socio-cultural y se desempeña como Gestor del Proyecto «Callejón de la Guantanamera» en la barriada capitalina de «Los Sitios».    

 

Conocí en la cabina de transmisión de Radio Progreso a esos dos escritores habaneros, quienes fueron a dialogar con la audiencia de la revista dominical RP-105 acerca de la buena acogida que —por parte del público lector y de la crítica especializada— había tenido ese texto, así como de su presentación en la Biblioteca Nacional «José Martí».

Con el «olfato periodístico» que caracteriza a este cronista, les solicité una entrevista, a la que —con la gentileza que los identifica en el medio intelectual y fuera de él— accedieron de inmediato.

¿Por qué escogieron el género testimonio como vehículo expresivo para incursionar en la vida y obra de Joseíto Fernández, el Rey de la Melodía?

María Eugenia Azcuy (MEA): El género testimonio te ofrece la posibilidad de develar, reconocer y archivar una historia de vida de una persona; en ese caso, Joseíto Fernández, personalidad de la cultura cubana anclada en la memoria colectiva, lo cual fortalece la identidad real de lo narrado.

Utilizamos el ensayo como soporte para evaluar, reflexionar y analizar toda la información testimonial confiable y formular argumentos propios con carácter científico.

Osmar Noriega (ON): Aunque pudiera no entenderse la inexplicable aureola que singulariza a La Guajira Guantanamera, que se ha convertido, a partir de 1963, en la obra universal cubana más difundida en el mundo, y continuará en ese rango por los siglos de los siglos. Si partimos de esa […] verdad compartida sería natural el respeto y veneración de que es objeto una personalidad icónica de nuestra cultura popular que, por su vínculo sostenido con el pueblo, se ganó siempre la consideración y el afecto de quienes lo conocieron. En conversaciones con personas […] del barrio todos coincidieron en destacar la calidad humana de Joseíto Fernández.

Otros testimonios procedentes de personalidades de la cultura insular, también se refirieron al caballero íntegro y cabal que evocaba a un «Don Quijote andante» por donde quiera que pasara.   

 

Desde los puntos de vista cognoscitivo y afectivo-espiritual, ¿cuál fue la motivación fundamental que les aguijoneó la mente y el alma para explorar in situ el universo sonoro y emocional del principal artífice de Guajira Guantanamera, símbolo de la cultura cubana y sello distintivo de nuestra identidad nacional?

MEA: Cantarle a la honradez, a los valores patrios, al derecho a la libertad del hombre, a la profunda necesidad sentida de disfrutar del trabajo honesto que retribuye la tierra, fueron temas fundamentales de motivación que ya estaban incorporados a la creación artística de Joseíto aun cuando los Versos Sencillos de José Martí no habían inmortalizado la obra musical Guajira Guantanamera.

Otro factor determinante fue el hecho de concebir en la capital de Cuba, un tema de tan genuina melodía, que respira identidad desde la raíz de un verso martiano hasta la miel de sus acordes montunos. Guajira Guantanamera era la canción bendecida por todos los pueblos oprimidos y las personas de bien y se convirtió en una bandera para la esperanza en aquellos terribles momentos de desigualdad social. Al incorporársele los Versos Sencillos del Apóstol, la ya conocida Guantanamera escaló nuevos niveles poéticos, musicales y patrióticos y se reafirmó como expresión legítima del alma nacional, asociada de manera indisoluble a Joseíto Fernández que la llevó con orgullo y dignidad artística.

ON: Cuando me decidí a tomar las riendas de la investigación acerca de la vida y la obra de Joseíto Fernández, se fueron reuniendo varias motivaciones que aumentaron mi amor y apego a la figura de ese «hidalgo caballero». Su vida estaría plagada por el avatar de la pobreza y las necesidades sociales de las familias cubanas en aquella época socio-histórica. Su progenitora, mujer soltera, con 5 hijos, llevó a Joseíto, sin ser el primogénito, a cargar con responsabilidades relacionadas con la ayuda económica a la prole. El gran amor que sentía por la autora de sus días lo acompañó hasta el final de su vida. Tanto fue así, que le encargó al cantante Barbarito Diez, gran amigo suyo, que cuando él se despidiera de este mundo quería descansar en paz con las claves que ella le había regalado en sus inicios como músico y cantante.

La identificación de Joseíto con los humildes y para los humildes fue motivo de atención entre sus preocupaciones sociales. Por la empatía y respeto que inspiraba su carismática personalidad, denunció desde su canto los males inherentes a los gobiernos republicanos de turno. El espacio radial Suceso del día dio fe de su posición e inteligencia en defensa de las masas populares desposeídas, las cuales ensalzaba con sus principios inalienables.

Después de la Revolución siguió -de manera más intensa y sin adoptar posiciones panfletarias- la defensa de la nueva clarinada otorgada por las armas rebeldes al pueblo cubano. Los títulos de sus obras musicales ratifican su compromiso social.

En consecuencia, me volqué a la revisión de su obra musical detenida en el tempo psíquico, poco conocida y divulgada, porque los medios radiales y audiovisuales la han mantenido en el olvido, que según la Dra. Mercedes Santos Moray (1944-2011), «es la miseria del espíritu». Tal parece que La Guantanamera es su única obra, si bien ella prestigia -por sí sola- el resto de su creación intelectual y espiritual.

Confieso que soy una persona que valora los valiosos aportes hechos por instrumentistas y especialistas de música culta, pero, al mismo tiempo, admito que me gusta disfrutar la música popular y bailar al compás de un danzón, son, guaracha, boleto, cha, cha, cha. Por esa razón, soy cuidadoso al emitir criterios sobre esa supuesta dicotomía música culta-música popular […]. Ahora bien, lo que debemos destacar -sin equivocación alguna- es el beneplácito que sentimos los cubanos cuando se canta La Guantanamera, así como todas las personas que, en el mundo entero, así lo expresan. No puede ser una equivocación universal. Ella es martiana y fidelista, porque sin el Apóstol no se hubiera universalizado y mantenido la frescura y el deleite, así como su vigencia. Parece saborearse cada vez que la compartimos. Una sonrisa espontánea aflora en nuestros labios cuando desde sus primeros acordes se escucha la inimitable melodía de La Guantanamera.          

¿Podrían describir cuáles fueron los mayores obstáculos que tuvieron que vencer para llevar a «puerto seguro» el proceso de búsqueda bibliográfica, «trabajo de campo» (según lo registra el vocabulario antropológico), redacción a cuatro manos, y realización de esa joya de la literatura cubana y de mucho más allá de nuestras fronteras geográficas?

MEA: En el 2019 comenzamos con la investigación, el mayor obstáculo fue la falta de literatura confiable sobre la vida y obra de Joseíto Fernández. Para sorpresa solo existía un libro que fue material esencial para el nuestro, del escritor y periodista Víctor Pérez-Galdós Ortiz: Joseíto Fernández y su Guajira Guantanamera (La Habana: Editora Política, 1999) y otra edición ampliada en el 2011 por Ediciones Unión, el resto fueron publicaciones periodísticas realizadas por diferentes autores. Llegó la pandemia de Covid 19 que nos cerró algunas puertas para el trabajo de terreno, aun así continuamos la búsqueda con el objetivo de que el libro pudiera estar listo en el 2023, aniversario 60 de la Universalización de la conocida canción.

ON: Desde el principio, sabíamos que chocaríamos con una bibliografía limitada a partir de publicaciones que debíamos consultar sobre la vida y la obra de Joseíto Fernández. Acudimos al Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC), donde revisamos artículos periodísticos y de revistas que nos aportaron alguna información de interés, lo que sirvió para ampliar otros conceptos sobre Joseíto Fernández. Además, no fue intención nuestra sumirnos en la «pedantería» que emana de las «fabulaciones estiradas». Debía ser un texto sereno, acogedor, al alcance de todos, que la riqueza que pudiera descubrir el lector en sus páginas fuera la grandeza de lo sencillo que vivió Joseíto Fernández. Lo antropogénico fue una decisión compartida por los dos autores; por suerte, un testimonio tan valioso como el que nos facilitó su hija Migdalia nos permitió ponernos en contacto con la sensibilidad y el apego a un Joseíto poco conocido.

El estado en que se encontraba el Museo de la Música, por aquel entonces en reparación, en su sede temporal en la calle Obrapía, con horarios limitados de atención al público, no detuvo nuestras visitas en más de una ocasión […]. La pandemia de COVID-19 paralizó, en parte, nuestra búsqueda, la cual se retomó con posterioridad.

Se visitó la emisora nacional Radio Progreso para conocer su soporte fonográfico. Infelizmente, no existe, sino grabaciones aisladas. Parte de su música compilada se recoge en un LP dedicado, póstumamente, a evocar su sagrada memoria, producido por los Estudios de Ediciones y Grabaciones Musicales (EGREM). Luego estuvimos en el Centro Nacional de Derecho de Autor (CENDA), así como otras instituciones, para corroborar si estaban inscritas y protegidas sus obras.

Otra fuente de información muy estimable fue la que nos ofreció el escritor y periodista Víctor Pérez-Galdós Ortiz, quien conoció personalmente a Joseíto Fernández, y escribió un libro dedicado a su vida y obra y enmarcado en un perfil mucho más periodístico, pero con apoyo en la bondad que nos atrapa para hablar de seres humanos excepcionales como el genial músico y cantautor.         

Si bien en las páginas de esa obra se recogen elementos «clave» que configuran la carismática personalidad de Joseíto Fernández, ¿ustedes estiman que sería posible indagar mucho más en la fecunda creación musical, así como en la existencia terrenal de esa figura cimera del orbe sonoro caribeño y mundial?

MEA: Joseíto Fernández fue un artista de la radio. Al escuchar sus melodías están presentes la rumba flamenca junto al son, el tambor, las claves, la guitarra y la voz de un intérprete de la música cubana de corazón. Mucho queda por seguir investigando sobre su amplia y versátil obra musical en temas y géneros antes y después del triunfo revolucionario, ocurrido en enero de 1959. Una voz única y peculiar, para la cultura cubana, sonero hasta la raíz, lo mismo cantó un son que una guaracha, una guajira, un danzonete o un bolero. Podía cantar lo que quisiera. Fiel exponente de la idiosincrasia de uno de los barrios de mayor musicalidad del municipio de Centro Habana: «Los Sitios».

ON: Consideramos que sí, aunque esa guajira son que ha dado tanto regocijo y satisfacción a la mayor isla de las Antillas al otorgarle reconocimiento y permanencia a un hecho único e irrepetible en la música cubana. Se le debe prestar mucha más atención a Joseíto Fernández a través de otros géneros musicales en los que incursionó: guaguancó, guaracha, rumba, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, bolero, canción, y hasta la influencia que ejerciera en el cha, cha, cha. Todo ello podría ser referencia obligada para una mirada crítica por parte de aquellos estudiosos e investigadores, quienes podrían ampliar -de manera considerable- el conocimiento general acerca de la vasta obra creativa de Joseíto Fernández.     

¿Algo que deseen añadir para que no se les quede nada en el tintero?

MEA y ON: El ideario martiano acompañó siempre al Rey de la Melodía entre tantas virtudes, por su carismática manera de relacionarse con su pueblo: respetuoso, amable, sincero y del cual decía: «Yo soy el hombre que tengo un pueblo en el corazón»

El éxito de nuestra Guantanamera se debe en primer lugar a su calidad musical, su ritmo contagioso para narrar hechos o sucesos épicos, su espíritu combativo, la presencia de los Versos Sencillos del más universal de los cubanos: «Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar […], que le imprimen mayor fuerza a la melodía para convertirse en símbolo del imaginario popular.

Gracias a la Editorial En Vivo del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) por hacer realidad la publicación de ese libro, y a usted por esta entrevista.

Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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