Marta García: el trabajo en la radio es mi vida

Conversar con la primerísima actriz Marta García, a quien conozco desde que integraba el colectivo artístico-profesional de la compañía «Rita Montaner», constituye una verdadera caricia al intelecto y al espíritu de cualquier profesional de la prensa que ejerza el periodismo cultural, ya que es una gran conversadora y comunicadora, y se desdobla como si estuviera actuando ante el «respetable» La vi actuar, en disímiles ocasiones, en la emblemática sala «El Sótano», sede de la citada agrupación teatral.

Marta es graduada de la especialidad de Actuación en la Escuela Nacional de Arte (ENA), en 1974, y miembro de la Asociación de Artes Escénicas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Es una mujer que se caracteriza, desde la vertiente personográfica, por la sencillez, la humildad, y la fácil y espontánea sonrisa, que contagia a quien establece contacto profesional o humano con esa carismática artista de hablar suave y pausado.

¿Cómo llegas a integrar el elenco dramático de Radio Progreso, la Onda de la Alegría?

Llegué a Radio Progreso en los años 90 de la anterior centuria, aunque desde siempre escuché esa emisora, porque me gustaba e identificaba mucho con su programación.  

Me inicié en ella con la ayuda del realizador y director Héctor Pérez Ramírez (1946-2015), quien fuera mi maestro en el medio. Y puedo decir que de la radio vivo totalmente enamorada, porque me proporciona muchas satisfacciones, al ser parte del elenco dramático, no solo de la Emisora de la Familia Cubana, sino también de Radio Arte. 

Me siento muy incluida y amo apasionadamente actuar dentro de ese medio porque es un constante aprendizaje.

Desde la vertiente emocional  ¿qué ha representado para usted, como artista y como ser humano, haberles prestado cuerpo, mente y alma a los más disímiles personajes durante su fructífera carrera profesional, tanto en las tablas como en la radio? 

Desde que me gradué en la ENA he interpretado muchos personajes que, de alguna u otra manera, me han marcado emocionalmente, porque en ello va también la actuación, la capacidad para distanciarse y sentir a la vez; pero sin dudas, la «Nery» del clásico Cumbres borrascosas; la «Felicia» de Osquindin me han sensibilizado como usted no es capaz de imaginar, porque de la misma manera han sido personajes que han recibido muy grata repercusión en la radio-audiencia. Y como ellos han existido otros muchos a los que también agradezco sobremanera por su complejidad psicológica y sensibilidad.

Según tengo entendido, usted se acogió a la jubilación. ¿Cómo discurre su vida como jubilada de nuestro sector? 

En estos momentos estoy jubilada, pero sigo trabajando y espero continuar haciéndolo infinitamente, porque el trabajo en la radio es mi vida. Realmente no prefiero determinado personaje; el que me ofrezcan lo incorporo y de inmediato lo tomo con pasión y profesionalidad, porque tengo la dicha de compartir con muy buenos directores y actores en el elenco artístico. 

Realmente mi equipo de trabajo es mi familia, ocupan un lugar esencial en mis días en tanto son mi apoyo y no fallan; siempre puedo contar con ellos; así que puedo decir que son mi razón de vida”. 

¿Algo que desee añadir para que no se le quede nada en el tintero? 

De una manera muy sencilla, de acuerdo con mi personalidad: sigan escuchando los espacios dramatizados incluidos en la parrilla de programación de Radio Progreso, y valoren nuestro trabajo con sus acertadas opiniones, porque los oyentes son nuestra primera razón de ser, a ellos nos debemos y para ellos va todo nuestro amor, afecto, cariño y respeto.