Mateo Torriente, uno de los escultores de Cuba

Mateo Eustaquio Torriente Bécquer, quien es considerado uno de los escultores más importantes y fundador en la enseñanza de las artes plásticas en Cuba, nació en Palmira el 20 de Septiembre de 1910 , hijo de padres humildes, el maestro de obras Luis Torriente  y la costurera Carmen Bécquer.

A la edad de seis años su familia se traslada para Cienfuegos, donde realiza sus estudios de primero a octavo grado, terminada la primera enseñanza, fue alumno del pintor español Adolfo Meana y de Luís Fuentes Quesada, los que contribuyeron a su formación académica.

En el año 1931, Ingresó en la Academia San Alejandro, en la que obtuvo el premio “Las cuatro artes“ , por la sección de escultura, otorgado por el ayuntamiento de La Habana y fue seleccionado como el mejor expediente del año y obtuvo  una beca provincial para continuar sus estudios.

Al graduarse en 1937, fue alumno eminente de dibujo y modelado, viaja con una beca al extranjero durante un año y realiza  estudios oficiales   en escuelas de artes plásticas de Paris, auspiciados por  la Alianza Francesa.

Durante  esa oportunidad viajó por Europa y en Italia visita Milán, Venecia, Roma, Nápoles, Florencia y Pompella, entre otras ciudades, donde profundiza en el estudio de los códigos clásicos a la vez que trata de hallar los vínculos ocultos entre el arte clásico y los nuevos imperativos de la escultura modernista que tanto ha admirado en Francia, a través de la obra de Rodin y sus discípulos Maillol y Bourdelle.

Cuando regresó al país  se traslada a Cienfuegos, donde le otorgan la condición  de Ciudadano Distinguido, por los méritos logrados en las artes plásticas.

En  1941 lo nombran en la Escuela Experimental de Cienfuegos, para desempeñarse como profesor de Artes Plásticas en el nivel  primario, destaca la  importancia que el ambiente natural ejerce en la educación en las etapas del desarrollo infantil y a través de toda la vida del individuo. Sobre el tema afirmó “Nuestro propósito es hacer al niño sensible a la naturaleza, al desarrollo de la sociedad y al pensamiento que son necesarios para sus futuras ocupaciones, prepararlo para una vida mejor”.

Recibió en 1945 la medalla de oro de la ciudad otorgada por el Ateneo de Cienfuegos por haber realizado la labor más destacada del año y funda una escuela libre de Artes Plásticas.

De 1948 a 1950 realiza  viajes a México, realizando estudios e investigaciones arqueológicas donde adquiere conocimientos sobre culturas precortesianas de casi todo el país.

Mateo creó numerosas obras para espacios públicos en Cienfuegos y en la capital, incluyendo la obra   Balcón del Caribe que se aprecia en la fachada del Palacio de Bellas Artes de La Habana    

Le encargan el monumento a las “Víctimas del Mambí”, barco hundido en la segunda guerra mundial, donde perecieron  más de quince marineros cienfuegueros, esa  obra se encuentra en el parque situado frente al Centro Recreativo Los Pinitos, junto a la bahía de Jagua. .

Desarrolla un intenso ciclo de trabajo pedagógico, como Profesor de dibujo y modelado de la Escuela Normal para Maestros, creada en  Cienfuegos, allí tuve el privilegio de ser su alumno.

También realiza viajes de investigación sobre dibujo en escuelas de Francia y España, donde estuvo cuatro meses investigando sobre planes de programas y técnicas.

En 1961 le encargan  realizar el monumento funerario a los mártires del levantamiento contra la dictadura batistiana el 5 de Septiembre, erigido en el Cementerio Tomás Acea de Cienfuegos.

Fue elegido a los dos años siguientes por el Consejo Nacional de Cultura para realizar un viaje de intercambio cultural, a República Democrática Alemana, República Popular de Bulgaria, República Popular de Polonia, República Popular China, República Popular de Corea, con el rango de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario.

De regreso a Cuba, trabaja una línea de aliento expresionista con la que se desmarca de la frialdad técnica y el rígido modelado academicista, tal y como lo testimonian las obras presentadas en una muestra personal expuesta en el Liceo de la ciudad de Santa Clara ´

 Fundó la Escuela de Artes Plásticas de Cienfuegos, y según  Samuel Feijóo, por su labor es considerado uno de los pioneros en la enseñanza de las artes plásticas con niños y jóvenes en Cuba, pero a pesar de la magnitud e importancia de su labor educativa, esta no ha sido estudiada sistemáticamente.

Los críticos coinciden en que Mateo tenía una manera peculiar de impartir las clases, y por ello lograba la creación de nuevas formas y  con las experiencias que realizaba  lograba nuevas maneras de mirar, nuevas maneras de concebir la vida.

Mateo trabajó por desarrollar la capacidad de percibir la belleza, despertar el entusiasmo y la pasión de los educandos por el acto bello e insistió en el movimiento de renovación pedagógica para transmitir a los educandos la pasión por trasladar la belleza y la imaginación a todos los objetos y acciones de la vida cotidiana.

Se traslada para la capital del país a formar parte de la Comisión Nacional de Monumentos, que estaba realizando  trabajos de investigación sobre decoraciones en pinturas murales, realizadas en el siglo XVII en las antiguas casonas de la Habana Vieja.

 La dirección de artes plásticas le adjudicó un estudio taller en la calle Galiano 103 donde murió el 21 de agosto de 1966,  sus restos mortales fueron trasladados al Cementerio Tomás Acea de Cienfuegos, ciudad donde fue uno de sus más destacados artistas.

Publicado Por: Manuel Varela Pérez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

tres × cinco =