Messi sacó a bailar a Argentina en Catar 2022

Messi ya puede presumir de llevar a Argentina a dos finales en copas mundiales y de superar a Gabriel Batistuta como máximo goleador de la Albiceleste en estas lides.  Mucho mérito tuvo Leonel Scaloni al darle la pelota a una Croacia inofensiva, que tocó en la periferia, pero fue noble y mansa en el área.

Los cuatro del medio, con la novedad de Leandro Paredes, no eran una declaración de intenciones, sino un cebo. La verdadera arma estaba arriba, acompañada de Messi, aprendiendo del mejor los artes del oficio de matador y respondiendo al nombre de Julián Álvarez.

A esta Croacia le falta Mario Mandzikic o una imitación. Con una torre de esa magnitud agazapada en el centro del área o escorada a un borde, sin más lujos que disparar a la red todo cuanto se mueva, sería un equipo tremendamente temible.

Sin él, lo sabía el técnico argentino, los croatas se diluirían en filigrana, en un vals eterno que no conquistaría a las muchachas, idas con un rockero como el joven delantero del City.

Y fue así… Cuando los balcánicos tocaban sin rumbo fijo y presionaban la salida argentina, al punto de la asfixia, Enzo Fernández encontró a un Álvarez que se dejó caer ante la salida del portero Dominik Livakovic después de un tiro pobre. El principal vio penal, muy riguroso si no eres de Argentina, muy discutible, pero de esos que también parecen justos si eres del lado favorecido. 

Messi conocía la calidad de Livakovic parando penales y no dio el más mínimo margen a la duda con un bombazo a la escuadra, imposible para cualquiera. 

Fue a buscar el empate Croacia porque, eso sí, de carácter van sobrados a falta de gol. Sin embargo, el manejo no cambió de estéril y la presión tan alta estaba escrita en el plan de Scaloni.

Los espacios detrás de la última línea croata era una autopista para un Ferrari como Julián Álvarez y un parque de diversiones para Messi ante un Guardiol muy a su merced.

A esa altura, la Albiceleste tenía en la verticalidad la llave, el gol les liberaba de apuros y pasaron abiertamente al contraataque. Para mal de males, los croatas se disparaban a los pies y de una jugada a balón parado en su favor, Julián puso todas las marchas de un área a la otra.

El jovencito, otrora jugador de River Plate, hizo capitular al subcampeón con tanta holgura que rozó lo irreverente. Con esa carrera convirtió las Murallas de Dubrovnik en natilla de cremeschnitte, y disfrutó el postre preferido de los balcánicos.

Tanta displicencia de la zaga no termina bien, menos el pinball Borna Sosa señalado tras el descanso. Era el 2-0 con pasaporte a la final incluido.

El DT Dalic lo intentó con tanta determinación como apuro, pero las prisas costaron caro a un equipo en cancha más por dignidad que por oportunidad. Entonces Messi, el mejor, hizo un despojo de Guardiol, magnánimo hasta hoy, para servir el segundo gol de Álvarez.

El 3-0 se erigió contundente, arrollador. Argentina está en otra final mundial, la de Catar 2022. Lo está de la mano de Messi, aunque hay gente asegurando que hoy vio a Maradona jugando en Doha.

Publicado Por: JIT

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