A inicios del presente año, la Oficina de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios aseveró en un informe que América Latina y el Caribe constituían la segunda región más propensa a desastres naturales en el mundo.
El documento de referencia legitimó que desde el año 2000, en la región más de 152 millones de personas habían sido afectados por 1205 desastres entre los que destacan los huracanes, inundaciones, sequías debido al cambio climático y que Cuba junto a México y Haití fueron los más afectados por las tormentas que dejaron tras de sí cerca de 5 mil muertes y millones de dólares en daños materiales.
En el presente año que cierra dos décadas de este siglo, la temporada ciclónica aún por concluir ya dio muestras de una actividad recurrente, en menos de cinco días dos ciclones afectaron la península de Yucatán, dejando su poco de agua por nuestro país. Ráfaga 340 de Cubadebate avizora además que de aquí al 31 de diciembre se gestará un probable nuevo récord de más tormentas, y esto debido a las altas temperaturas de las aguas del Océano Atlántico, el Golfo de México y el Caribe.
En Cuba, con un Programa de desarrollo económico y social hasta 2030 se trabaja bajo el precepto martiano de que”… Los peligros no han de verse cuando se les tiene encima, sino cuando se les puede evitar…”, existe una visión de nación que prevé el perfeccionamiento del Sistema de Defensa Civil para la reducción de los desastres de origen natural, tecnológico y sanitario, el desarrollo de una eficaz gestión integral de riesgos en la que intervienen activamente las comunidades y gobiernos locales.
Todas las medidas armonizan con el fin de minimizar los daños y pérdidas a la vez que viabilizan la mejor evaluación económica del impacto de los desastres y de los costos de la adaptación a los efectos del cambio climático, y posibilitan la recuperación rápida y sostenible de las áreas y poblaciones afectadas.
En la mayor de las Antillas, cuya experiencia ha sido objeto de debate en los foros de la Comunidad del Caribe, CARICOM, funcionan los Sistemas de Vigilancia en interés de la reducción de desastres, en los mismos se recopilan informaciones sistemáticamente para analizar e interpretar condiciones o eventos que pueden conllevar a situaciones de desastres y que permiten evaluar el riesgo y organizar, planificar e implementar las medidas de protección.
Entre los sistemas de vigilancia vigentes en la isla figuran , entre otros el destinado a los ciclones, el de las Inundaciones costeras, el de los sismos, la sequía, el de intensas lluvias, Meteorológicos e hidrológicos.
Asimismo, de conjunto con el Sistema de las Naciones Unidas, se promueve el desarrollo de capacidades para la incorporación de la Reducción del Riesgo de Desastres en actividades de la sensibilización y promoción, como la facilitación de grupos de trabajo.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) “… Los desastres no son naturales, sino que son resultado de las omisiones y la falta de prevención y planificación ante los fenómenos de la naturaleza.”, es por ello que en las líneas generales de trabajo nuestro país se genera un Sistema de Alerta Temprana centrado en la población para dar orientaciones sobre formas de actuar en caso de Alerta y Fomentar así una cultura de percepción de riesgo en las autoridades locales y la población.
Un ejemplo es el conocimiento pleno de que más del 42 por ciento de la población cubana reside en zonas de alto peligro de sequía, fundamentalmente en la región oriental del país, en tanto existen cuencas priorizadas para la instalación de los Sistemas de Alerta Temprana hidrometeorológicos: Cauto (región oriental), Zaza Agabama (región central), Cuyaguateje (región Occidental) y Sagua de Tánamo (región oriental).
Por otro lado, las experiencias dejadas por huracanes como Irma y María propiciaron la creación en el país de otros cuatro centros de Gestión de Riesgos de Desastres ubicados en la provincia de Matanzas, uno en la ciudad de los puentes y otros en los municipios de Martí, Cárdenas y Colón para recopilar, analizar y conservar ordenadamente, los resultados de los estudios de riesgo y controlan la reducción de las vulnerabilidades.
Una mirada panorámica a nivel mundial muestra una estadística alarmante porque hay mucho escepticismo en cuanto al calentamiento global, mientras se avivan los incendios forestales, se elevan las temperaturas, se generan más huracanes, inundaciones, sequías, sismos, crisis climáticas, degradación ambiental todas amenazantes tanto para la humanidad como para los seres vivos.
En fin, hoy en el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de desastres, es importante observar que si se pretenden lograr los objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 se debe prestar atención a la vulnerabilidad ante los desastres a la que están expuestos los países de nuestra región en particular y del resto mundo en general, pues de lo contrario incidirán negativamente en el camino hacia el progreso.
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