Oleiny Linares (Santiago de Cuba, 1983) vive entre felicitaciones y buenos deseos su cuarto ascenso al trono del ajedrez en Cuba. “No he parado de recibir mensajes y contestar llamadas”, dice a modo de disculpa luego de recibir su medalla de oro en Camagüey, sede de su nueva coronación.
Próxima a cumplir 40 años de edad, madre de dos hijas y con responsabilidades que ni soñaba cuando reinó por primera vez en 2010, Oleiny disfruta el nuevo triunfo desde la madurez y el agradecimiento a quienes aportaron algo a su regreso a la cima.
“Este nuevo campeonato es una muestra de que con perseverancia todo se puede lograr”, comenta más tranquila quien acaba de completar 8.5 puntos en el certamen jugado por el sistema cerrado a 11 rondas.
“La victoria del último día me dio la corona, pero no se gana en una jornada. Tiene que ver con una preparación de tiempo y con perseverar ante los fracasos. Esa fue la clave”, confiesa feliz y segura de que los malos momentos enseñan más.
Medallista de plata en la Olimpiada de Ajedrez de Dresde 2008, la jugadora indómita transitó recientemente por un periodo de discretos resultados, al punto de no integrar el equipo olímpico en 2022. Por eso, este éxito lo asume como un renacer.
“Ser campeona siempre abre muchas puertas. Hay personas que quizás en un momento dudaron por mi edad, pensaron que no estaba en la mejor forma, pero la realidad ha demostrado lo contrario”, asegura orgullosa de lo vivido en la academia agramontina José Raúl Capablanca.
Allí terminó como única sin revés entre las 12 aspirantes al título. Desde el inicio, mantuvo una tensa lucha por los premios con las pinareñas Lisandra Ordaz y Yerisbel Miranda, ocupantes de la segunda y la tercera posiciones.
“Confieso que no hice una preparación especial para el torneo, pero sí que mejoraron algunas condiciones. Desde hace cuatro meses, cuento con acceso a internet en casa y eso ayudó mucho”, explica antes de agradecer a un gran equipo de santiagueros que la ha apoyado.
“Hablo de entrenadores, jugadores, padres de familia y hasta personas que viven fuera de Cuba. Formamos un grupo de WhatsApp y estamos en permanente contacto para compartir informaciones, análisis…”, añade.
“Somos un gran equipo. No menciono nombres para no dejar a ninguno fuera y que pueda sentirse mal. Incluso, Yaniela Forgas aportó su pedacito para que llegara este cuarto campeonato”, dice en referencia a su coterránea, ganadora en 2022 y que esta vez derrotó a Ordaz en la ronda de cierre.
Oleiny no tiene planes inmediatos para participar en algún torneo. En los próximos meses, completará su agenda, aunque seguramente protagonizará el Campeonato Continental Femenino de Ajedrez de las Américas 2023, en La Habana.
“Una de las cosas que más me ayuda es la experiencia. Tomo las cosas con calma, buscando mejorar el juego, porque sé que llegarán los resultados”, asegura antes de reconocer el alto nivel mostrado por sus rivales en el reciente torneo.
Por ahora, la nueva reina solo piensa en regresar a casa, tomarse unos días de descanso para disfrutar junto a los suyos, en especial cerca de sus hijas y la pequeña nieta.
“No lo había pensado antes, pero ese es un dato curioso. Soy la primera campeona nacional de ajedrez siendo abuela…”, bromea consciente del sacrificio que implica ser mujer, asumir responsabilidades familiares y en el deporte de alto rendimiento.
Fuente: JIT
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