Murió en Cienfuegos el maestro de maestros Pablo Galván Vigo, director de la Escuela Primaria Guerrillero Heroico, plantel con un merecido prestigio nacional, los padres confiaban en él, porque sabían que nunca estaba mucho tiempo sentado en su silla de director, caminaba de un piso a otro, en el aula y en el comedor, en la biblioteca, en el laboratorio de computación, en el matutino y al final valoraba la jornada educativa.
Para Galván no había hora para dejar la escuela, ni calendario que dejara de recordar una fechas histórica, imprescindibles en la formación de la cubania. No había libretas sin trabajos, ni lecturas entrecortadas para el maestro que se sentaba en la puerta del aula para escuchar leer a los alumnos, que se esmeraban porque aquel hombre era esencialmente bueno, especialmente respetado.
Cada día hablaba del proceso revolucionario, de Fidel, del Che , de Maceo y de Martí; enseñaba a cantar el himno con la misma emoción de un patriota en combate, a pulir las notas para no quedar rezagado, a dibujar la Patria en pequeñas cartulinas de color blanco o carmelita, daba igual.
Pablo Galván Vigo tiene un historial de incontables páginas al servicio del sistema educativo cubano, jamás le faltó la admiración de Cienfuegos, una ciudad que lo declaró hijo ilustre y reconocía su prestigio y su batallar constante por la formación de las nuevas generaciones, jamás le faltó el mensaje cariñoso y la poesía de sus alumnos en los grandes esos murales que “Guerrillero Heroico” siempre ha tenido.
Con solo 28 años, arribó para ser director a esa institución educativa donde el personal docente lo superaba en edad y años en la docencia ; eran maestros muy experimentados, pero él estaba consciente de la tarea que se le había dado para dirigir un centro que en Cienfuegos históricamente ha sido una escuela de tradición, que a través de todos los tiempos se ha hecho sentir, pero el joven director logró no sólo su objetivo de mantener el prestigio de ese colectivo, pues Guerrillero Heroico, superó los que ya había logrado, convirtiéndose en escuela de referencia.
Falleció después de haber batallado con la COVID-19 por largas jornadas y no hay palabras para el adiós a un hombre de la talla de Pablo Galván, quien además buscó tiempo para representar a sus vecinos, como delegado por 40 años como en la Asamblea Municipal del Poder Popular.
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