Los amores de Celia, de la escritora y periodista Soledad Cruz Guerra, quien preside la sección de Crítica e Investigación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), es el título del libro publicado por Editorial Sur Editores, y presentado por el poeta y profesor Julio César Sánchez, en la sala «Villena» de dicha organización, subsede de la edición 32 de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo del poeta y ensayista Alex Pausides, de la Asociación de Escritores, quien reseñó los valores éticos, estético-artísticos, humanos y espirituales que caracterizan la obra literaria y periodística de Cruz Guerra.
En su emotivo discurso, que sensibilizó en grado sumo al auditorio, Julio César Sánchez, quien estuvo muy vinculado afectiva y espiritualmente a Celia Sánchez Manduley (1920-1980), calificó ese libro como «formidable, un regalo hecho al intelecto y el espíritu del cubano común y corriente». Es, sin duda alguna, una narración «mágica», que fusiona pasado, presente y futuro, sin perder la coherencia, la poesía y la continuidad.
Los amores de Celia eran amores trascendentes, que van mucho más allá de lo erótico-sensual, amor a la naturaleza, al progenitor, doctor Manuel Sánchez, de quien heredara su raigal pensamiento martiano, a la humanidad, a Fidel (1926-2016), a la Revolución, a la hermandad de ideas que la unieran en vida al doctor Eduardo Bernabé Ordaz Ducungé (1921-2006), director fundador del Hospital Psiquiátrico de La Habana, que hoy lleva su ilustre nombre, y Comandante del victorioso Ejército Rebelde.
De acuerdo con Julio César Sánchez, el amor fue su gran inspiración, el motor impulsor que guiara a Celia Sánchez Manduley durante toda su fecunda existencia terrenal, y que la llevara a ser percibida por el pueblo cubano, no solo como la «Flor más autóctona de la Revolución», sino como la Revolución misma.
«La lectura de ese volumen conmueve el alma de quien decida incursionar en esas páginas auténticas, poéticas, sanadoras del espíritu, únicas e irrepetibles, ya que Celia cumplió al pie de la letra el aforismo martiano de que la política es el arte de hacer felices a los demás, y no existe la menor duda posible de que ella hizo feliz a todo aquel que tuvo la dicha de conocerla, tratarla y ser objeto de ese amor inmenso que sentía por el ser humano, especialmente, por los más pobres y desvalidos», concluyó.
Por último, Soledad Cruz —casi con lágrimas en los ojos por la emoción que le provocara tan conmovedor discurso— le agradeció a Julio César Sánchez las hermosas palabras, que le brotaran del alma, al igual que la música y la poesía, para presentar su libro. Con posterioridad, mencionó —a vuelo rasante— las disímiles motivaciones que la llevaron a escribir Los amores de Celia, un proceso que requirió de la autora entrega en cuerpo, mente y alma a una labor que no solo la ha hecho inmensamente feliz, sino también una intelectual realizada en grado sumo, porque escribió esa obra con infinito amor a la vida y obra de Celia Sánchez Manduley, en la que se destaca —con letras indelebles— la labor científica, cultural, política y revolucionaria desarrollada por su padre, doctor Manuel Sánchez.
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