Como cada primero de junio el mundo celebra el Día Internacional de la Infancia, sólo que en esta ocasión lo hace de un modo diferente por estar declarada una pandemia en el ámbito global.
Por esa razón, en 185 países el nuevo coronavirus marca un confinamiento en el que toda la familia ve limitado sus desplazamientos en el contexto social y dentro de la misma, los niños deben constituir en sus hogares un punto de atención prioritaria.
De cómo se manifiesta tal perspectiva en las diferentes naciones hacen referencia sistemáticamente los medios de comunicación y las redes sociales y, la realidad que se nos muestra es bastante diversa.
Entonces, es precisamente en estos tiempos donde se pone a prueba el grado de cumplimiento de todas las leyes aprobadas por los Estados para preservar el bienestar de los infantes, de ahí que resulte menester, una mirada panorámica a la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada el 20 de noviembre de 1989 para luego vislumbrar algunas conclusiones al respecto.
Según manifiesta dicha Convención los estados firmantes deben cumplirla con carácter obligatorio, no obstante, a pesar de los progresos en el cumplimiento, existen peligros de retroceso por el avance de conflictos armados, pobreza y enfermedades.
En uno de sus acápites el documento refiere que los niños tienen derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y a tener acceso a servicios médicos y de rehabilitación, con especial énfasis en aquellos relacionados con la atención primaría de salud.
Sin embargo, en las actuales circunstancias de la Covid-19, el devenir de políticas neoliberales ha arrastrado a los ciudadanos a un estado en ocasiones caótico, que implican directa e indirectamente a los niños, sea como pacientes o descendientes de padres enfermos, pues la precariedad los conduce a un estado de desamparo.
En cambio en aquellos países donde la salud resulta prioridad, por su valor humano, bien distinta es la realidad que se muestra: En Cuba, por ejemplo, es un derecho garantizado donde el niño es protegido y tiene derecho intrínseco a la vida… y así en esos términos exactos aparece reflejado también en el Tratado.
Por otro lado,…Todo niño tiene derecho a la educación y es obligación de estado asegurar por lo menos la educación primaria gratuita y obligatoria. Asimismo, al esparcimiento, al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales.
Pero no todos los niños en el mundo, encuentran plenitud en cuanto a esas disposiciones y principios, y hoy cerca de 250 millones trabajan y cada año más de 1 millón son víctimas de tráfico humano.
En tanto, por estos difíciles días, ya se avizora un análisis pos pandemia para asegurar decididamente que todas las naciones firmantes de la Convención sobre los derechos del niño continúen con el reconocimiento de la dignidad humana, en especial el de la infancia.
Y aunque los derechos de la niñez están plenamente estipulados en un documento…no habrá tiempo límite para los desvelos por su bienestar porque al decir de José Martí…Los niños son la esperanza del mundo…
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