Quien ha sabido vivir y morir, por el prójimo, es único, es feliz

En la Ciudad de los Héroes y las Sierras, bajo la vista del Apóstol de níveo mármol y el Titán de honor y Bronce, rodeado de sueños cumplidos, metas logradas y anhelos hechos verdad, rumbo a la eternidad de los grandes del destino, en su caja de cedro y monte, descansa por siempre unos de los más ilustres cubanos de nuestra historia: Fidel Castro Ruz. 

Una vida de lucha y coraje, de pasión y arrogo sin fin, protagonizó como en una novela de otros tiempos, rebosado de humildad y sacrifico un hombre elegido por el destino, para hacer grandes a los pequeños, hacer ricos a los pobres y fuertes a los débiles. En un honor sin igual, fuimos testigos de sus voces y esperanza, para Cuba, para la América nuestra, para el mundo.    

Fidel Castro Ruz, en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de CubaFoto: Mabel Peña

Quien ha sabido vivir y morir, por el prójimo, es especial, es único, es feliz. No hay mayor placer, que ver crecer el bien que se ha sembrado por la humanidad. No hay mayor placer, ni bienestar, en el hombre digno y noble que la gracia de poder sacrificar su vida por el bien de sus semejantes. 

No importa quien lo entienda o agradezca, solo importa el sentimiento de saber que se ha partido triunfante, con la frente en alto, la vista hacia el sol y el alma agradecida por haber podido amar a los suyos con la humildad y devoción que crea la magia del Oriente Cubano donde nacen los milagros.

Texto: Carlos Sanabia Marrero

Publicado Por: Radio Rebelde

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