Siendo realistas, cabe presumir que, en esta oportunidad, el resultado de la votación en ONU con respecto al bloqueo contra Cuba, tenga altas posibilidades de sufrir bajas, aunque la mayoría se declare en favor de erradicar tan innoble capítulo de presiones injustificables sobre un país pequeño.
Nuestro Fidel, con esa visión extraordinaria de los hechos que le caracterizó, hace ya cuarenta años dijo: “Nosotros estamos dispuestos a resistir digna y abnegadamente los años que sean necesarios el bloqueo imperialista. “Si otros transigen, si otros se dejan sobornar, si otros traicionan, Cuba sabrá mantenerse como ejemplo de una revolución que no claudica, que no se vende, que no se rinde, que no se pone de rodillas”.
El rotundo criterio tiene total vigencia tanto tiempo después y en medio de fuertes sucesos actuales, sobre todo en la región, donde Estados Unidos viene amedrentando a varias naciones, para deslucir lo que durante tanto tiempo fue una victoria para Cuba y una derrota para el país más poderoso del mundo.
Algunos apoyarán, por miedo o avenencia, el mantenimiento de castigos comerciales y la mayúscula persecución financiera desatada para que colapse el pueblo que resistió por sesenta años tan brutales presiones.
Quienes optan por obedecer o aliarse a la casa blanca, deberían declararse, al unísono, dispuestos a aceptar que a sus naciones sufran similar procedimiento en algún instante.
Por supuesto que la decisión de algunos gobiernos no por fuerza representa la voluntad de sus pueblos, sometidos ellos mismos a prácticas insanas, unas de viejo conocidas, otras de reciente explosión.
Ante las órdenes de Washington, unos bajarán la cabeza, pero otros la levantarán más. Un resultado con desertores contra la mayoría, no implica derrota. Es solo un dato numérico. Simplemente, la razón, va a permanecer donde está, en la convencida esencia de nuestro pueblo.
Like (0)