El Muelle Real de Cienfuegos, cuyas areas se han convertido actualmente en espacio para la realización de actividades sociales y culturales, es testigo de diversos acontecimientos recogidos en la historia de esa instalación del litoral sureño, por donde salió hacia el exilio Julio Antonio Mella, el 18 de enero de 1926; allí existe una tarja de bronce, que recuerda el hecho histórico de aquel día en que fue acompañado por la jovencita cienfueguera Ángela Idalia Espinosa Valdés, para que abordara el barco Comayagua, que lo condujo a Centroamérica.
Este hecho tiene para los cienfuegueros un significado muy especial, pues fue por el puerto sureño que Mella salió hacia el extranjero, en momentos en que su vida corría un gran peligro, ya habían tratado de matarlo en la cárcel, por lo cual se decidió que marchara al exilio.
Según relató el Doctor Gustavo Aldereguía Lima, su médico y amigo, le sacó a mediados de enero un pasaje hacia Cienfuegos, con el nombre de Juan López, como el tren paraba en el Puente de Agua Dulce, lo acompañó hasta ese lugar, donde ocupó la litera No. 6 en el coche dormitorio Tuinicú.
Mella llegó por tren hasta la estación del Central Perseverancia, en el pueblo de Rodas y desde allí por carretera hasta la Perla del Sur, donde estuvo unos días, hasta que salió del país a bordo de un barco hondureño.
En Cienfuegos se hospedó en una casa de la Calle Santa Cruz entre Manacas y Holguín, en el barrio de La Gloria, allí conoció a la jovencita Ángela Idalia Espinosa Valdés, que se convirtió en la última persona en decirle adiós a Mella, desde el Muelle Real, hasta donde lo acompañó, como una pareja de jóvenes paseando, a fin de evitar sospechas.
Tuve la oportunidad de conocer en detalles la relación de Idalia con Mella, durante su estancia en Cienfuegos, pues hace años cuando preparaba un trabajo sobre ese hecho histórico y lo comenté con mi vecina y amiga Idalia, quien me contó que había conocido a Mella, en la casa donde él estuvo durante su paso por esta ciudad.
Idalia me aseguró que siempre recordó con emoción aquellos días de enero de 1926, cuando tuvo la oportunidad de conversar con Mella, sobre diversos temas, especialmente sobre el ideario martiano y los sentimientos se solidaridad internacional, y tuvo el honor de acompañarlo a pie hasta el muelle, para que abordara el barco Comayagua y pudiera evadir la persecución de la dictadura machadista. Esa jovencita que pasó a la historia patria como la última persona en despedir a Mella desde la tierra cienfueguera, al pasar los años, fue alfabetizadora, maestra, oficial del MININT, delegada del Poder Popular y Diputada por Cienfuegos a la Asamblea Nacional, me aseguró que la breve amistad con Mella, la marcó para siempre y la inspiraron en su vida revolucionaria y hoy recordamos también a Ángela Idalia Espinosa Valdés, como una de esas mujeres, que hasta sus últimos días mantuvieron una intachable vida, en defensa de los ideales de la Revolución Socialista.
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