« ¿Se escucha música cubana en Cuba?» 1 es el título del artículo publicado por el crítico musical y periodista cultural Oni Acosta Llerena en la sección «Cultura», del diario Granma; a esa interrogante formulada por el también miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), le voy a dar respuesta a través de este texto, cuyo contenido no es —en lo absoluto— nada nuevo, pero «vale la pena» —como diría el Prof. Manuel Calviño— traerlo a colación… aquí y ahora.
Estoy plenamente de acuerdo con las bien argumentadas reflexiones hechas por el colega Acosta Llerena, dirigidas —fundamentalmente— a los directores y realizadores de espacios musicales, tanto en la radio, como en la pequeña pantalla.
No soy —nada más lejos de la realidad— un anciano nostálgico, que sueña despierto con los éxitos musicales de las primeras siete décadas del pasado siglo. Pero sí estimo, no solo como crítico y periodista, sino también como amante de la buena música, que las agrupaciones (charangas, orquestas jazz band y conjuntos soneros), apenas se escuchan en el espectro sonoro insular.
El autor de este artículo percibe como un hallazgo arqueológico que los números musicales incluidos en el repertorio clásico o actual de las orquestas típicas, jazz band y conjuntos soneros, por ejemplo, se escuchen por la radio o en vivo y directo por los espacios musicales que ofrece la pantalla chica, donde siempre son las mismas agrupaciones las que se alternan, en detrimento de esas emblemáticas orquestas y conjuntos, que —por lo general— brillan por su ausencia, y que tanto prestigio le han dado a la música y la cultura cubanas en todas partes del orbe.
Al menos en la urbe capitalina, y hasta donde yo conozco, Radio Progreso y Radio Rebelde son las emisoras nacionales que no han echado al «saco del olvido» la función básica indispensable desempeñada por esas orquestas y conjuntos en la historia de la música popular del país.
A esas orquestas tipo charanga, jazz band y conjuntos se les podía escuchar en el estelar espacio «Alegrías de sobremesa», donde la octogenaria Orquesta Aragón tenía un día fijo (los lunes) a la semana, para deleite no solo de la radioaudiencia, sino también de quienes asistían a las grabaciones en vivo. Desde hace algún tiempo, la «Charanga Eterna» tiene un día a la semana (sábados), en el contexto de la Discoteca Popular de la Decana de las Emisoras Cubanas, y luego de los bien merecidos Premios Grammy Latinos (2020-2021), y de la Mención al Premio Latino de la Música (2022), la «Reina de las Charangas Cubanas» se visualiza con mayor frecuencia en la televisión cubana.
En ese popular espacio de la «Onda de la Alegría» participaban otras orquestas con formato charanguero, jazz band y conjuntos soneros, y también se escuchan en la Discoteca del Ayer, que mantiene «vivas» a esas casi olvidadas agrupaciones.
Por otra parte, en Radio Rebelde sale al aire —en horario vespertino dominical— un espacio dedicado a las orquestas típicas danzoneras por donde desfilan las mejores agrupaciones que, a lo largo del tiempo, han cultivado ese género, Patrimonio Cultural de la Nación, y también tiene un programa dedicado —íntegramente— a la Orquesta Aragón.
Con apoyo en hechos concretos de los que fuera testigo de mayor excepción deviene una falacia el hecho de que la juventud cubana subestima la buena música interpretada por dichas orquestas y conjuntos.
Como parte de mis actividades habituales como colaborador del Sitio Web de la UNEAC y del Sitio Web de Radio Progreso, fui a cubrir una matinée bailable en el «Delirio Habanero» del Teatro Nacional de Cuba, donde la Orquesta Estrellas Cubanas 2, era la principal anfitriona. Así como un homenaje que se le tributara, en el centrohabanero Palacio de la Rumba, al maestro Melquiades Fundora (1925-2009), 3 flautista, compositor, arreglista y director —hasta su jubilación— de la orquesta Sublime, con motivo del aniversario 85 de su natalicio. Homenaje postmortem amenizado por las orquestas Sublime y Jorrín.
En otra ocasión, me correspondió reportar un concierto de la Orquesta Aragón, 4 en esa misma institución cultural, y hace tres años, en el Teatro América, 5 donde los «estilistas del cha, cha, cha» celebraron el aniversario 80 de su fundación, en la sureña ciudad de Cienfuegos.
A esas actividades no asistió un círculo de abuelos o un asilo de ancianos, como era de esperar; por el contrario, participaron jóvenes de los dos sexos. Parejas ávidas de bailar al compás de la buena música bailable, de divertirse y disfrutar con los hits musicales que, antaño, exaltaron a los primeros planos de la preferencia del público cubano y extranjero a esas cuatro agrupaciones charangueras de todos los tiempos.
Lo más importante es que, en el lapso en que permanecí en el «Delirio Habanero», en el Palacio de la Rumba y en el Coliseo de Centro Habana, no hubo que lamentar un escándalo o una bronca, ni siquiera se oyó una palabra fuera de tono, por parte de los bailadores o espectadores.
Escenas lamentables que suelen suceder con mucha frecuencia en los lugares amenizados por las agrupaciones que, al parecer, «sí le agradan a la juventud», y cuyas letras, sin contenido poético alguno, saturadas de ofensas a mujeres y hombres, y música estridente que daña los órganos auditivos, les exacerban a los bailadores el componente instintivo del inconsciente freudiano. En consecuencia, hace salir de su escondite a la «bestia salvaje» que el «soberano de la creación» lleva dentro de sí.
Este artículo no es un furibundo ataque a los directores y realizadores de los espacios musicales, tanto radiales como televisivos, ni a los integrantes de esas controversiales agrupaciones.
Entiendo perfectamente que en la «Viña del Señor» todos, sin exclusión alguna, tienen derecho a un espacio en nuestros medios de comunicación, pero es necesario que se perciba, de una vez y por todas, la amplia diversidad de nuestros ritmos en la vigente programación musical.
Finalizo con una cita de Oni Acosta Llerena, que —según mi leal entender y sano juicio— no requiere comentario alguno, ya que se explica por sí sola:
« Pareciera un divorcio [y lo es, sin ningún género de duda] entre lo que de Cuba se conoce y se premia [nacional e internacionalmente], y lo que consumimos o recibimos en nuestro entorno cotidiano, a pesar de esfuerzos y voluntades». 6
Notas
1. Oni Acosta Llerena. « ¿Se escucha música cubana en Cuba?» Granma. 20-10-2022; p. 6 (Cultura)
2. Jesús Dueñas Becerra. «Feliz encuentro con la orquesta Estrellas Cubanas». www.radioprogreso.icrt.cu (Culturales)
3. —–. «El espíritu del maestro Melquiades Fundora en el Palacio de la Rumba». www.radioprogreso.icrt.cu (Culturales)
4. —–. «La legendaria Orquesta Aragón en el Palacio de la Rumba». www.radioprogreso.icrt.cu (Culturales)
5. —– «La Orquesta Aragón en el Teatro América». www.uneac.org.cu (Noticias).
6. Oni Acosta Llerena. Ob. Cit.
Like (0)