A seis años este 25 de noviembre de la desaparición física de nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz, recordamos su pensamiento, dada la influencia de la obra de José Martí.
Que mejor conmemoración a la efeméride, que reflexionar sobre la atención de Fidel a los jóvenes, a los que en todo momento dirigió su palabra, refiriéndoles en sus discursos la necesidad de defender y luchar por lo que ellos y los mambises quisieron hacer.
Siempre tuvo a la juventud presente como futuro de la revolución, lo cual refirió en una de sus intervenciones en 1962, donde expresó como quería que fueran, una juventud que aprendiera por sí misma a ser revolucionaria, que desarrollara plenamente su pensamiento, sin dejar de pensar que el ejemplo vale.
Fidel expresó en otra ocasión: “ Creemos en los jóvenes. Porque creer en los jóvenes determina una conducta, y nuestra conducta de dirigentes revolucionarios no sería la misma si no tuviésemos fe en los jóvenes. Es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas!”.
Al rememorar su impronta se hace evidente que Fidel siempre depositó su confianza en ellos, a tono con las exigencias y necesidades de la nación. En la actualidad los jóvenes cubanos continúan por la senda señalada por el Comandante en Jefe, seguida por Raúl y Díaz-Canel, asumiendo su compromiso con las tareas y retos de este presente y con la historia que les antecedió.
Inspirados en el legado de Fidel, siempre están en la primera línea de combate cuando se trata de defender la soberanía y la paz de este país ante los intentos de desestabilización interna, fraguados como parte de la guerra mediática contra la Revolución Cubana.
Allí en la ofensiva de la Covid 19 estuvo nuestra juventud, la que se hizo presente en disímiles tareas, en el quehacer científico, en hospitales, centros de aislamiento, en la ayuda a los vulnerables, y también extendiendo su mano solidaria a otras naciones enfrentándose a grandes desafíos con firmeza, generosidad y fieles a sus ideales. Abundan entonces las razones para que el pensamiento y ejemplo de Fidel nos siga acompañando, con su legado que es nuestra mayor virtud.