Un país y su sociedad sucumben si transigen en la decisión de sostener la soberanía y la independencia o dejan a merced de fuerzas foráneas su destino como nación.
Es precisamente en esa perspectiva en la que un país como Cuba insiste en mantener sobre la base de principios irrevocables su identidad, libre determinación e independencia, y el sistema que eligió para su desarrollo.
El bloqueo sin dudas, es una de esas presiones externas a la que la mayor de las Antillas es sometida por el solo hecho de proseguir con el proyecto socialista por el cual millones de cubanos hemos extendido nuestro voto y consecuentemente ratificamos en una constitución de nuevo tipo y con amplia participación popular.
Es una continuidad histórica que transita por más de seis décadas, las mismas acerca de las cuales las fuerzas imperiales no han dejado de hostigar ni un solo día a través de severas medidas que provocan serias afectaciones a la economía y por ende con incidencia negativa en la paulatina prosperidad del pueblo, no así en la voluntad férrea de avanzar con nuestras propios recursos, entiéndase materiales y humanos.
De hecho, si bien existen amplios movimientos de solidaridad con Cuba a través del mundo que alzan sus voces contra el bloqueo movilizándose los últimos domingos de cada mes, también los hay a los que debemos explicarles con mucha claridad lo que representa nacer y vivir bajo los efectos de un bloqueo, lo cruel que resulta subsistir con las carencias a veces tan elementales como un medicamento o sencillamente alimentarse.
Que hoy por ejemplo, la industria Láctea presente dificultades con insumos que debían estar en el país como las películas de polietileno para el envasado de las producciones, tiene que ver con las presiones financieras y medidas coercitivas contra proveedores, propias de un bloqueo que provoca un retardo en la entrega de las cantidades puntuales de las producciones a la población e influye también negativamente en la oportuna reconversión tecnológica tan necesaria en los grandes empresas con procesos fabriles continuos.
Con la informática y las comunicaciones ocurre otro tanto. Un vistazo por esos sectores permite apreciar cómo más de 65 millones de dólares en pérdidas cuantifican en 2020 a causa del bloqueo estadounidense.
En el campo de la informática más de 30 sitios están bloqueados para Cuba, 18 de ellos de Google, asimismo, existen limitaciones de suministros de tecnologías y equipamientos producidos bajo licencia o utilizando componentes estadounidense, lo que implica que haya que acudir a la compra en otros mercados, más lejanos.
Por otro lado, como consecuencia de la activación del Título Tercero de la Ley Helms-Burton, la compañía American Airlines, decidió suspender el servicio postal directo entre Estados Unidos y Cuba, razón por la que el Grupo Empresarial correspondiente tuvo que buscar una alternativa para garantizar el Servicio Postal Universal y decidió enrutarlo a través de un tercer país con el consabido incremento del precio de la tarifa, asumido por el operador postal y de ese modo, no afectar a la población.
El gobierno estadounidense con total cinismo pretende demostrar a la comunidad internacional que el bloqueo no es un obstáculo para nuestro desarrollo sin embargo, otra evidencia que corrobora lo contrario está en la esfera financiera donde la extraterritorialidad de la ley limita las fuentes posibles de ingresos al país.
Instituciones financieras internacionales se niegan a realizar transacciones con Cuba por temor a las sanciones que ya han surtido efecto por ejemplo, en bancos de Francia y Suiza con multimillonarias multas. También está la negativa a realizar transferencia desde y hacia Cuba, se niegan a emitir cartas de créditos, se devuelven operaciones y obligan a la entrega de documentación adicional haciendo más engorroso los trámites.
Mecanismos tan esenciales para las entidades bancarias como las claves de mansajerías son canceladas. En el año 2017 fueron materializadas esas acciones en 106 bancos.
La muestra resulta extensa y continúa con la actual administración de la Casa Blanca, pues en nada se han modificado las 243 medidas extremas adoptadas por Donald Trump quien elevó el rango de la guerra económica contra la isla.
Para el próximo 23 de junio, una vez más en la Asamblea General de las Naciones Unidas se presentará el informe Necesidad de poner fin al Bloqueo Comercial y Financiero de Estados Unidos contra Cuba donde el mundo muestra cada año, el mayoritario apoyo a la mayor de las Antillas votando a favor de la eliminación de una política cruel y constitutiva de una flagrante violación de los Derechos Humanos.
Cuba otra vez enarbolará la bandera del derecho inalienable a desarrollarse en paz y a recorrer dignamente y con sentido de independencia el camino de un socialismo próspero y sostenible haciendo suyo los pronunciamientos del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz Canel, en el discurso de clausura del Octavo Congreso de la organización partidista… “Cuba desea vivir en paz y sostener relaciones con los Estados Unidos, como con el resto de la comunidad internacional, sobre bases de igualdad y respeto mutuo, sin injerencias de ninguna índole”.
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