Tratado de alta mar: punto de partida por el futuro

«El barco llegó a la costa», afirmó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, la embajadora Rena Lee, de Singapur, al notificar la aprobación de un nuevo acuerdo que protegerá la biodiversidad marina en aguas internacionales.

Después de casi dos décadas de debates, la adopción del Tratado de alta mar, el pasado lunes, generó ovaciones en el plenario de la ciudad estadounidense de Nueva York, satisfacción que debe traducirse en combatir las amenazas que laceran los océanos y regular su explotación.

La salvaguarda de al menos el 30% del planeta y de esas masas de agua, así como examinar el impacto de las acciones de pesca, geoingeniería o minería submarina que desarrolla el hombre en tales áreas, constituyen objetivos del marco legal.

El documento también se propone beneficiar, de manera equitativa, a los países en vías de desarrollo, quienes no disponen de medios suficientes para costear expediciones, pero abogaron —desde el principio— por entornos saludables para todos.

En la actualidad solo aproximadamente el 1% de altamar tiene el privilegio de poseer alguna normativa de preservación, desafío a enfrenar por el reconocido, de forma oficial, como Tratado de Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional.

Crear nuevas zonas marinas protegidas resulta otra de las premisas del texto, pues la altamar proporciona la mitad del oxígeno que respiramos y absorbe gran cantidad del dióxido de carbono que se emite a la atmósfera. 

Sin embargo, durante muchos años, los expertos y ambientalistas detuvieron su mirada y ejecutaron iniciativas en franjas costeras o en torno a algunas especies representativas, e ignoraron que ese otro espacio es fundamental, pues representa cerca de la mitad de la Tierra.

De acuerdo con la ONU, el 80 % de las aguas residuales en el orbe llegan al mar sin filtrarse, y en las naciones menos favorecidas, la cifra asciende al 95 %; de implementarse sistemas sostenibles, no solo se conservaría el hábitat marino, también mejoraría el servicio de agua potable en múltiples latitudes.

El Tratado de Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional o como se le llama comúnmente Tratado de alta mar, entrará en vigor el 20 de septiembre, si lo firman y ratifican al menos 60 estados de este mundo nuestro.

¿Cuándo y dónde surgirán las primeras zonas protegidas? ¿Cómo preservarán los expertos y organizaciones implicadas las áreas distantes de las costas? Estas, son interrogantes que requieren de respuestas concretas, por el bien de todos, antes de que sea demasiado tarde.

Texto: Yohani Cáceres

Publicado Por: Radio Progreso

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