En momentos en que cada vez más se necesita una mayor responsabilidad individual para evitar contagios del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, es muy necesario interiorizar el testimonio que publicamos ayer de Jorge Ramón Hernández Marrero, habitante de Guanabo que se infectó en un bar en el municipio Playa, en La Habana y contagió luego a sus padres.
Él y su padre fueron asintomáticos, pero por muchos días su madre estuvo al borde de la muerte. En esta publicación, le proponemos el testimonio del padre y mañana regresaremos con el conmovedor testimonio de la madre.
Roberto Hernández, el padre
“La evolución de la enfermedad de mi esposa fue lenta, poco a poco, desde que llegamos la enfermera se asusta cuando le saca sangre y me dice que tenía que remitirla para terapia y yo estaba muy adolorido, triste y entonces al momento vienen y la recogen y la llevan para terapia intensiva, de ahí no pudimos hablar más hasta…
Y ya no sé más de ella, sentía mucha tristeza y mucho dolor, una familia unida y de momento se apagó y, entonces, cuando estaba en el hospital me decía a mí mismo que tuviera tranquilidad, que estuviera positivo, que no iba haber problemas y entonces ella me llamaba y me decía: yo no puedo hablar y no puedo … a ella le bajó el oxígeno en sangre, tuvo mil problemas y yo ahí sin poder que hacer nada…
Cuando me llama la enfermera y me dice que ella estaba muy grave, yo llamo a todas mis amistades y se lo comunico y todo el mundo me llama a mí que no fuera a pensar malo, que todo el mundo estaba pensando por nosotros, que todos nos querían, que ella se iba a salvar, eso era lo que me decía todo el mundo, eso fue el primer día que me pasan para la sala ahí, ella me llama y me dice que no podía hablar conmigo, ya que no podía respirar…y ya muy triste me sentí y yo decía se acaba todo, se acaba todo; pero no, gracias a Dios no se acabó. Ella estuvo crítica…a ella le bajó el potasio, le bajó todo hasta los límites, no fue fácil.
Yo no quería irme del hospital y el médico me dijo: tú tienes que irte del hospital. Nosotros no nos hemos separado nunca y entonces eso es muy difícil.
Le aconsejo a todos los jóvenes y a todo el mundo que se cuiden como oro…y si te toca una terapia intensiva está duro, los doctores tienen muchas ganas de salvarte; pero si tú cuerpo no resiste, te vas como se han muchos, no es uno solo el que se ha ido y no aquí, en el mundo entero. Se han ido miles, millones se han ido, si no toman conciencia, no tenemos nada.
Roberto Hernández también sufrió la COVID-19
Cuando esto se termine, yo quisiera saludar a todas mis amistades, porque yo tengo muchas amistades, a mí me conocen en este pueblo, como se dice, hasta los perros y entonces todos me llamaban todos los días, abrazarlos, verlos, eso no es fácil, yo he sido de todo, yo he sido dulcero, entonces, me conocen aquí todo el mundo y todo el mundo se preocupa por mí, qué paso y qué te va a pasar y todo el mundo me ayudó, entonces, lo único es pedirle a todo el mundo que se cuide para que no tengan que llegar al hospital.
Yo no tengo miedo, lo que tengo es precaución, el miedo lo tenemos todos por la enfermedad; pero tienes qué cuidarte como oro, tratar de estar en una cola y estar lejos de la gente.
La familia se valora más cuando estás en momentos difíciles, entonces tienes que aprovechar más a la familia, porque en un momento se acaba todo y eso sí se lo aconsejo a todo el mundo, porque en estos momentos, esta enfermedad ha hecho que la gente se una un poco más, porque estaban un poco distanciados, los artistas, todo el mundo estaba distanciado … y las personas se dieron cuenta que en un momentico ya todo cambia, ya todo cambió y es para todo el mundo, esto es igual para todo el mundo”.
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