Una historia breve y terrible

La policía judicial y la fiscalía de Estados Unidos, dieron inicio a investigacioneque, bien mirado, debieron haberse emprendido antes. Síntomas de la maquinación hubo hasta para regalar. Pudo evitarse  el asalto y saqueo de la sede legislativa norteamericana acaecida el 6 de enero. Pero es ahora cuando se percatan de que no fue un hecho improvisado, sino algo conscientemente emprendido.

La organización del complot se hizo de modo público. Tanto a través de los mensajes entre trumpianos en los foros de Internet, como en los tuiteos y efervescentes  llamados hechos por el ¿presidente?, incluyendo el que la mañana de marras, constituyó un pase a bordo dado por  Trump, desaprovechado por una horda variopinta, previamente envenenada por él mismo. Los investigadores y analistas sitúan el 19 de diciembre, como una de las fechas clave pues sitúa un twuit del magnate neoyorkino: “Gran protesta en Washington el 6 de enero. Venid, va a ser brutal”.

Al menos 20 de unos 60 imputados al  iniciarse las pesquisas,  deben responder a cargos federales por el asalto al Capitolio, se afirma desde fuentes de la fiscalía y el FBI, donde están acumulando pruebas. Hasta el momento, garantizan que el plan no consistía solo en  tomar el Capitolio para dar cuenta de su  rechazo al resultado electoral, sino iban por más.

Tenían previsto linchar al vicepresidente Mike Pence, previamente calificado de traidor por el mismo Trump y uno de los objetivos de la irrupciónen la sede del Congreso.  Imágenes y audio de la estampida revelanlos gritos dirigidos contra el segundo del gobierno.

Con respecto a figuras demócratas, entre ellas, Nancy  Pelosi, la titular de la Cámara Baja, también se anunció el propósito de asesinarla. No parece casual la irrupción en su oficina, el robo de una computadora y un atril de la congresista. En general, solo parte del desorden y destrucción de documentos oficiales y la rotura de puertas y cristalería.

Se establece que se organizaron en comandos, protegidos con chalecos antibalas, bien armados y portando esposas plásticas para maniatar a los congresistas. El  hallazgo de bombas caseras ubicadas en sitios cercanos, revela preparativos e intenciones nada espontáneas ni plácidas.

Lo asombroso proviene de que no se evitara y que la sede del  Congreso estuviera tan mal protegida. Entre los informadores se recuerda el desalojo violento, desproporcionado, de una marcha, esa sí pacífica,  en las cercanías de la Casa Blanca, solo porque Trump quiso tomarse una foto en una iglesia cercana con una gigantesca biblia en la mano que recuerda imagen similar de la usurpadora colocada al frente de Bolivia un año atrás.

Se recuerda, asimismo, un precedente que puede tomarse como un ensayo de lo acontecido el sexto día de este primer mes del año. Se trata del complot para asaltar el Capitolio de Michigan.Partiendo de ese hecho y demostraciones de grupos supremacistas y de ultraderecha en general, soliviantando las protestas socio—raciales de meses atrás, el Buró Federal de Investigaciones estuvo advirtiendo de actos de violencia a cargo de estos  colectivos que califican  como terroristas domésticos.

Agentes de los servicios de inteligencia estaban tan seguros de que algo fuera de lo común ocurriría que visitaron a más de una docena de extremistas que ya estaban siendo investigados, instándoles a permanecer en sus localidades y no viajara Washington. Luego decir que otros cuerpos del orden no imaginaron que algo de este tenor iba a ocurrir, es absurdo.

En distintas plataforma digitales aparecieron convocatorias a los “patriotas”  para acudir el día señalado: “Atacaremos los edificios gubernamentales, mataremos policías, mataremos a los guardias de seguridad, mataremos a empleados y agentes federales, y exigiremos un recuento» de votos, se dijo en 8kun, según revelaciones de la cadena NBC, en su relato de antecedentes anunciadores de lo por ocurrir y fue desestimado por quienes debieron proteger a los congresistas y a la legalidad misma.

El trauma emanante de estos acontecimientos no será sorteado pronto ni bien. Incluso si Joe  Binden, tras asumir mandato, se lo propone. Ante todo, por la miríada de deberes a encarar, comenzando por el drama de la Covid-19 y sus daños económicos, siguiendo por las reparaciones a escala internacional en relaciones y comercio, para llegar a la fractura social existente. Y dentro de ella, la pervivencia de esa base humana que votó por el saliente  y le harán una resistencia que por pasiva o por activa, presentará escollos notables a la administración.

Cuando se rompen diques de contención propiciadores de civilidad, resulta más fácil violentarlos nuevamente. Lo mismo sucede con los demonios mayores y menores cuando logran salir de su encierro.

(¿Pruebas? “El FBI recibió información sobre un grupo armado identificado que tenía la intención de viajar a Washington, D.C. el 16 de enero”, y quizás un alzamiento en todos los estados si procesaban a Trump. Así fue consignado en un boletín obtenido por ABC News.

Publicado Por: Elsa Claro

Periodista, poeta, narradora de altos quilates, que ejerce el ejercicio del comentario de manera cotidiana y de una excelencia de referencia. Su obra poética ha sido reconocida por el poeta nacional Nicolás Guillén desde sus primeros títulos líricos. Actualmente, este Premio Nacional de Periodismo José Martí transmite sus trabajos periodísticos en el espacio En Vivo Directo. Correo: elsa.claro@icrt.cu

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