Por Daniela García Zamora
Como las madres que extienden los brazos para acoger a los hijos, recibe el Alma Mater a alumnos y visitantes que ascienden por la icónica escalinata de la Universidad de La Habana, matriz del conocimiento, testigo y escenario de grandes momentos históricos y sociales del país, desde hace casi 300 años.
Fundada el 5 de enero de 1728, la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, es la primera casa de altos estudios de Cuba, y cuna de grandes personalidades devenidos importantes líderes políticos, literarios, artistas, científicos y académicos que han contribuido significativamente, en sus diversas especialidades, con logros de gran impacto en la sociedad cubana y el mundo.
Distinguida por la excelencia académica, la libertad y diversidad intelectual, sus aulas han constituido hervidero de ideas y debates revolucionarios de generaciones de estudiantes, entre ellos, Félix Varela, Julio Antonio Mella, Fidel Castro…, quienes encontraron no solo educación, sino también el espacio para soñar y construir un futuro mejor.

La institución se impone por su magestuosidad arquitectónica: comprende diferentes facultades, plazas, museos, bibliotecas que archivan importantes libros, documentos e investigaciones, además de la insigne Aula Magna, sitio de reuniones de gran relevancia como las graduaciones de todas las carreras.
El edificio principal, conocido como la Colina Universitaria, ubicado en las calles San Lázaro y L, del Vedado habanero, ofrece, desde su belleza estructural, vistas impresionantes de la ciudad, y constituye uno de los símbolos arquitectónicos y culturales que más llama la atención a nacionales y foráneos.
La Universidad de La Habana arriba sublime a su aniversario 297 con grandes logros académicos y científicos que ratifican su lugar en la historia; continúa en el imaginario popular como un indiscutible referente de los más altos estudios, en el orgullo de sus estudiantes y egresados, así como en los jóvenes que sueñan ser recibidos por el Alma Mater.
