“No tenemos que recibir lecciones de nadie y mucho menos del gobierno de Estados Unidos. (…) cualquier estrategia dirigida a destruir la Revolución por la vía de la confrontación o la seducción enfrentará el más decidido rechazo del pueblo cubano y fracasará”, ratifica un despacho de la Agencia Cubana de Noticias.
Así había definido el General de Ejército Raúl Castro Ruz la postura de Cuba ante las reiteradas manifestaciones de hostilidad del gobierno de Donald Trump, al intervenir en la sesión constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular que concluirá en abril, precedida por la gran fiesta de respaldo popular que han significado las elecciones nacionales de este 26 de marzo.
Cuando Raúl pronuncia estas palabras, acababa de producirse la elección de Miguel Díaz-Canel Bermúdez al frente del Estado cubano, “paso decisivo y coyuntura favorable” según la óptica de las élites de políticos mezquinos que aún sueñan desde su guarida en el estercolero de Miami con destruir la Revolución cubana.
Pero, pasados cinco años, ¿cuál ha sido la realidad que vive Cuba, aun sujeta a la crisis económica que flagela a la población? ¿Se ha confirmado la existencia de ese pretendido “momento propicio” para debilitar la conciencia política del pueblo cubano y hacer fracasar la elección de los diputados a la X Legislatura con una rotunda abstención?
El 26 de marzo se produjo una victoria confirmadora de que poca mella hacen en la conciencia revolucionaria de la mayoría de los hombres y mujeres de este pueblo, forjado en la lucha constante, el bombardeo subversivo proveniente de Estados Unidos con la utilización de todos los medios de información y la avalancha de noticias falsas través de las redes sociales digitales.
Tras ejercer su derecho al voto en Santa Clara y como respuesta a evaluaciones políticas malsanas, el presidente cubano ha ratificado ante una pregunta del corresponsal del periódico puertorriqueño Claridad la esencia de la sólida postura expuesta por Raúl y que es una bandera de la dirección revolucionaria: “Si lo fuéramos a decir en buen cubano: nos resbalan las opiniones irrespetuosas del gobierno de los Estados Unidos”.
Díaz-Canel anticipaba el éxito seguro de estas elecciones nacionales y la bofetada en pleno rostro de los mal intencionados adversarios.