El Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, y una de las mejores agrupaciones danzarias del orbe, festejó —en octubre último— el cumpleaños 73 de la fundación de esa emblemática compañía, jerarquizada por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso (1920-2019) hasta su lamentable deceso.
Por esa razón, he decidido conversar con la primera bailarina Viengsay Valdés, directora general del BNC, para que nos hable de ese aniversario y del regreso de la compañía a las tablas nacionales.
¿Podría explicar —en síntesis— cómo fue recordado el aniversario 73 de la constitución del BNC?
El BNC cumplió 73 años en la escena cubana y universal; por ende, conmemoramos ese aniversario con una evocación, principalmente a los fundadores de la compañía: los maestros Alicia, Fernando (1914-2013) y Alberto Alonso (1917-2007) con la inspiradora tarea, que no es otra que darle continuidad al valioso legado intelectual y espiritual dejado por ellos a las nuevas y futuras generaciones de bailarines […].
¿Cuáles serán las puestas en escena que el BNC piensa llevar a los teatros capitalinos en fecha próxima?
Las próximas presentaciones de la compañía tendrán lugar los días 4 y 5 de diciembre, en la Sala «Avellaneda» del Teatro Nacional de Cuba (TNC), con las obras Danza de amor que se fue y Próspera; esas funciones subirán a escena en el contexto de la «Semana de la Cultura Británica en la Isla».
Ahora bien, del 13 al 19 de diciembre, retornarán a la Sala «Avellaneda» con un programa variado las obras neoclásicas Love Fear Loss, Invierno y el estreno en la mayor isla de las Antillas de la 7ma. Sinfonía, con coreografía del artista Owe Scholz y música del maestro Ludwig van Beethoven.
¿Cómo el BNC ha podido enfrentar las situaciones traumáticas que la pandemia de Coronavirus-Covid-19 les ha provocado a los artistas escénicos en general, y a los bailarines en particular?
No obstante las difíciles circunstancias que hemos atravesado, como consecuencia de la interrupción provocada por la grave situación que nos azotara, hemos hecho un esfuerzo grandísimo, ya que no solo se trata de un nuevo desafío, al tener a nuestros bailarines en un entrenamiento especializado, para que recuperen la forma física y la estabilidad psicológica y espiritual, para que vuelvan a sentir todo lo que necesitan expresar, y consecuentemente, llevar al proscenio a la hora de danzar.
También tenemos que elevar la disciplina, la profesionalidad que siempre ha caracterizado a los integrantes de la compañía y el rigor técnico-interpretativo que requieren los ensayos.
Por otro lado, debemos demostrar que —no obstante las disímiles adversidades— hay que recuperar todo cuanto sea posible para tener siempre el impecable nivel artístico-profesional que identifica a los miembros del BNC en cualquier escenario del mundo.
¿Algo que desee añadir para que no se le quede nada en el tintero?
Claro que sí. Destacar el hecho de que los bailarines necesitan ese fogueo a la hora de interpretar; no vale con hacer una función o un personaje durante un par de días, el bailarín necesita repeticiones de un mismo número para que pueda lograr ese nivel artístico-profesional, esa maestría tan necesaria, para mantener un buen nivel, y que —además— interpretativamente vaya evolucionando de manera gradual y progresiva. Todo eso corresponde nada menos que a los «pinos nuevos» como los que tenemos hoy día, pero en los que hemos estado influyendo y exigiendo muchísimo desde la disciplina esa entrega en cuerpo, mente y alma en los salones, en busca de la perfección estético-artística, por lo que solo nos queda trabajar más.
Like (0)