Viengsay Valdés y los nuevos rumbos del Ballet Nacional de Cuba

El 28 de octubre último, el Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, cumplió 75 años de fecunda vida artístico-profesional en el contexto de la danza clásica, a escala internacional, mientras que su fama y prestigio como institución cultural cubana trascienden las fronteras geográficas nacionales, y hoy es una de las mejores compañías del orbe.

Por lo tanto, nadie mejor que su directora general, la primera bailarina Viengsay Valdés, laureada en fecha reciente con la Orden «Félix Varela» de Primer grado, para que nos hable de los nuevos rumbos del BNC, que ella jerarquiza.

¿Qué significa para usted, como artista y como cubana, haber sido honrada con la Orden «Félix Varela» de Primer Grado, que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba?

En apretada síntesis, le voy a reiterar lo que dije en mis palabras de agradecimiento por haber sido distinguida con dicho reconocimiento, el cual también le fue conferido a los Dres. Miguel Cabrera, historiador oficial de la compañía, y Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza y de la revista Cuba en el Ballet, así como al diseñador gráfico y escénico Ricardo Rey Mena, todos integrantes del BNC: recibir la Orden «Félix Varela» de manos del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, implica el compromiso y la humildad con que recibimos [esa distinción] con la voluntad de mantener y enriquecer un legado intelectual y espiritual dejado por los padres fundadores del BNC, que es [genuina expresión] de las esencias mismas de la identidad nacional.

¿Cómo cumple esa emblemática compañía, tan cubana como universal, el legado intelectual y espiritual que les dejaran a las nuevas y futuras generaciones de bailarines insulares los maestros Alicia (1920-2019), Fernando (1914-2013) y Alberto Alonso (1917-2007), piedras fundacionales del BNC y de la Escuela Cubana de Ballet?

Ante todo, debo decirle que hemos tratado de «desempolvar» magníficas obras del repertorio clásico de la agrupación, y al mismo tiempo, estamos haciendo numerosos intentos por enriquecer nuestro repertorio con creaciones coreográficas de los más diversos estilos y de gran calidad, para mantener muy activo el legado artístico-cultural que dejaran los principales artífices de nuestra compañía.

A título de ejemplo, podría citar que mantenemos los Festivales Internacionales de Ballet [«Alicia Alonso»] de La Habana, así como los vínculos con disímiles compañías e instituciones de todo el mundo. También hemos retomado las funciones de ballet más allá de la capital y de la academia, para rescatar la conexión con el pueblo cubano; vínculo indisoluble que comenzaron nuestros ilustres fundadores. Tanto es así, que el BNC se ha presentado en varias provincias de la mayor isla de las Antillas, y continuaremos programando giras nacionales […].

Por otra parte, insistimos en el respeto a las versiones coreográficas, con especial cuidado en las adaptaciones que hiciera de los clásicos la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, cuya excelencia técnico-interpretativa y estilística quedó nítidamente reflejada en sus proposiciones, únicas e irrepetibles (como sé que le agrada decir a usted).

¿Cuáles serían, según su percepción, los nuevos rumbos que tomaría el BNC?

Enrumbar el repertorio hacia nuevas formas de asumir la danza no sería nada nuevo para una compañía de ballet como la nuestra, si tenemos en cuenta que, desde hace años, estelares agrupaciones estadounidenses y euro-asiáticas cultivan los más variados estilos dancísticos: ballet clásico, contemporáneo, etc.

Lo que se debe hacer es tratar de hallar un equilibrio entre las producciones históricas y las obras nuevas, de una concepción plenamente contemporánea.

Desde hace tiempo, se le criticaba a nuestra agrupación por vivir «estancada» en un estilo clásico, única y exclusivamente, sin salirse de esa pauta […], mientras que otras compañías les permitían a sus bailarines desarrollarse en una diversidad estilística […].

Ya era hora de que el BNC se abriera a nuevas maneras de asumir la danza, sin abandonar –nada más lejos de la realidad ni de nuestra verdadera intención- la responsabilidad histórica de preservar el repertorio clásico, como tampoco lo han dejado de hacer otras compañías, cada una con un sello distintivo, así como con sus eminentes coreógrafos y estilos, que las identifican en todo el planeta.

La población cubana tiene su propia identidad y personalidad básica [concepto antropogénico], que es orgullo de ese mestizo, único, especial, irrepetible, que vive, ama, crea y sueña en nuestra ínsula caribeña […], pero la evolución es un proceso natural en el ser humano, y en el caso específico de los bailarines, su aspiración máxima es diversificar sus capacidades técnico-interpretativas, tanto en los papeles clásicos, como en los contemporáneos. 

¿Desearía añadir algo más para que no se le quede nada en el tintero?

Claro que sí: el ballet cubano es expresión genuina de la cultura nacional, del modo de moverse [corporalmente] propia del trópico, de las características [psicosociales] de ese pueblo mestizo, que se nutre del «ajiaco» multiétnico-cultural, que según el sabio, don Fernando Ortiz (1881-1969), alimenta sus pasiones e idiosincrasia como nación […].

De ahí, que la Historia de Cuba ya no pueda escribirse ni enseñarse sin mencionar el genial aporte de los fundadores del BNC, así como de los grandes artistas y maestros, que han sido y siguen siendo referentes más allá de nuestras fronteras geográficas […].

La existencia del BNC deviene la esencia cultural propia de nuestro patrimonio, una «clave» para comprender y admirar a nuestro heroico pueblo […]. Defender la existencia de nuestra compañía, contra viento y marea, es adquirir conciencia de la responsabilidad que debemos adoptar todos y cada uno de nosotros. Podríamos resumirlo con tres palabras: responsabilidad y orgullo.

Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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