Hoy es un día demasiado triste para nuestra familia de la Upec, tanto como lo es para la familia de Yurislenia Pardo Ortega, la joven presidenta de la Upec en la provincia de Camagüey que falleció este lunes en La Habana por complicaciones aparecidas tras operarse de un cáncer en el estómago.
Enfrentó su enfermedad con una dignidad que no le cabía en su cuerpo menudo. Deja dos pequeñas preciosas, a su esposo, una familia que le adoraba y una estela de cariño inconmensurable de la que fuimos testigos a lo largo de todo el proceso de la enfermedad.
Un cariño que ganó con una vida corta pero intensa, apasionada, en la que tuvo como brújula la entrega a los demás, el ejercicio del bien y de la justicia. Así actuó en la Upec y en las organizaciones a las que lideró. Desde su cama de operada en el hospital Hermanos Ameijeiras, o mientras la quimio intentaba reducir su cáncer la vimos dar aliento a sus compañeros y a todos los sueños y proyectos. Tenía demasiada sed de vida para morir así. Hizo mucho en muy poco tiempo.
Mientras lo común es que en situaciones como las que padeció se reciba aliento, ella lo daba a los demás, especialmente a esos seres amados de su familia que la cuidaron y mimaron.
Tuvo el valor de prever hasta los más luctuosos detalles para proteger a los suyos en medio de las desgarraduras. No merece ser recordada en el dolor sino en la alegría y la fuerza con la que vivió. Aquí estaremos siempre para los suyos y para las ideas que defendió.
Tomado del perfil en Facebook de Ricardo Ronquillo Bello.
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