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Aunque ya no está, aún se escucha el compás de su tres, su voz entonando sones y guarachas de picarescas letras y hasta se le puede imaginar desandando las calles, vestido de traje y corbata y con su inseparable sombrero de pajilla. Les hablo de Faustino Oramas, EL GUAYABERO, el genial trovador holguinero, nacido el 4 de junio de 1911.
Desde muy joven EL GUAYABERO comenzó a enriquecer el panorama cultural cubano con sus humorísticas composiciones y su peculiar modo de interpretarlas. Su criollismo y rítmicos compases, le conferían un valor adicional a sus divertidas improvisaciones.
Según ese flaco, negro y quijotesco juglar el sobrenombre que lo instaló en la memoria popular, lo debía a un marido celoso de un lugar del Oriente del país llamado el Guayabero, a donde fue a cantar para ganarse la vida y donde por poco encuentra la muerte, en manos del celoso marido de una linda trigueña que lo asediaba con sus requiebros. A decir de Faustino, en la escapada de ese episodio surgió la canción: “TRIGUEÑITA DEL ALMA NO ME NIEGUES TU AMOR… EL GUAYABERO MAMÁ ME QUIEREN DAR…”
La inigualable simpatía y el singular manejo del doble sentido del GUAYABERO le hicieron ganar adeptos desde que, con sólo 15 años, iniciara su carrera con el sexteto “La Tropical”, en su natal Holguín y hasta en geografías tan diversas y lejanas como: Francia, España, Holanda y México, donde el público aplaudía delirantemente a ese trovador sui géneris que hacía bailar con sus chispeantes canciones, entre las que prefería “A MI ME GUSTA QUE BAILE MARIETA” según él, dedicada a una mulata preciosa que estuvo a su lado 12 años ayudándole a ordenar su vida y a espantar sus fantasmas.
Ni la distinción por la Cultura Nacional, ni el Premio Nacional del Humor, entre otros muchos reconocimientos. Ni el éxito de sus sones y guarachas en la voz de artistas de la talla de Libertad Lamarque y Pacho Alonso, hicieron que EL GUAYABERO perdiera la modestia que le
adornó siempre. Su carácter jaranero también lo acompañó hasta el último aliento.
GUAYABERO, en tu cumpleaños 110, te aseguramos que al tomarlo casi todo en broma en vida, lograste burlar la muerte, por tanto, continuas haciendo bailar y reír porque no te has ido.
