Este 25 de noviembre, a cuatro años de su desaparición física, Fidel está presente, victorioso en mil batallas, indicando el camino, señalando desaciertos, guiándonos hacia ese mundo mejor al que aspiramos todos.
Está cercano, solidario, previsor e insomne, multiplicado en el ejemplo y el sacrificio. Pupìla insomne, verbo certero, luz que alumbra la esperanza.
Fidel está en cada logro de la ciencia, la salud, el deporte, la cultura y el cuidado del medio ambiente porque su pensamiento infinito lo abarcó todo o casi todo.
Y no es que lo idealicemos fuerza de tanto cariño es que lo sabemos Quijote de la esperanza, luchador incansable a favor de la paz y la igualdad social, contra la injusticia y la ignominia.
Gigante de verde olivo aflora en la sonrisa de los niños, en el venerable rostro de cada anciano, en la mano ruda del obrero, palpitando en el corazón de su pueblo que lo sabe vivo lumbrando el porvenir.
