El Ballet Nacional de Cuba (BNC), Patrimonio Cultural de la Nación, jerarquizado por la primera bailarina Viengsay Valdés, llevó la tradicional gala navideña a la pantalla del Canal CubaVisión, de la Televisión Nacional, para conmemorar el aniversario 63 del triunfo de las armas rebeldes; hecho histórico acaecido el primero de enero de 1959.
Dicha gala —caracterizada, en lo fundamental, por su impecable factura estético-artística, y el más refinado buen gusto, contó con la dirección artística de la primera bailarina Viengsay Valdés y la dirección audiovisual del realizador Yeandro Tamayo.
El programa artístico —filmado en diferentes locaciones de la sala «García Lorca» del Gran Teatro de La Habana «Alicia Alonso», así como en exteriores de la Ciudad Maravilla— incluyó selecciones de los clásicos La bella durmiente del bosque, Cascanueces, El lago de los cisnes y Grand pas de quatre, coreografiados por el genio único e irrepetible de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso (1920-2019); Carmen, con coreografía del maestro Alberto Alonso (1917-2007), Dionaea, con coreografía del artista Gustavo Herrera, La Cenicienta, con coreografía del artista Pedro Consuegra, Suite generis, con coreografía del maestro Alberto Méndez, Premio Nacional de Danza, y el vals de la suite Mascarada de Jachaturián, con coreografía de la artista Ely Regina Hernández.
El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica del vetusto Coliseo de La Habana Vieja, dirigida por el maestro Yhovani Duarte.
Los papeles protagónicos fueron desempeñados por las primeras figuras de la emblemática compañía, muy bien secundadas — ¿cuándo no?— por solistas e integrantes del cuerpo de baile, cuya plasticidad y ductilidad quedaron evidenciadas en esos bisoños artistas para adaptarse, tanto a los indicadores técnico-interpretativos, como al estilo clásico o contemporáneo de las obras llevadas a la pequeña pantalla, para recibir el advenimiento del 2022.
Esas figuras insignia del BNC, con la excelencia profesional que las identifica en las tablas nacionales y foráneas, convencieron al televidente insular del hecho inobjetable de que poseen la integralidad artística que los singulariza en cualquier escenario de los cinco continentes, donde ha actuado la prestigiosa agrupación…, tan cubana como universal.
Por otra parte, los bailarines están conscientes de que el dominio del «arte de las puntas» no se circunscribe —en modo alguno— a la maestría técnico-interpretativa (a la que aspira todo artista escénico)…, sino que va mucho más allá: a intelectualizar, espiritualizar y aportarles el componente básico de cubanía a la técnica académica, la interpretación teatral y la expresividad gestual, signada —en su esencia íntima— por la sensualidad tropical, ya que la danza clásica se caracteriza —precisamente— por convertir los movimientos corporales en sentimientos, emociones u otros estados subjetivos del yo, mientras que la danza contemporánea transforma esos recursos afectivo-espirituales en movimientos físicos.
O sea, dicha conversión supone una síntesis de todos y cada uno de los componentes que integran las esferas cognitiva y afectivo-espiritual de la personalidad humana…, sin olvidar —nada más lejos de la realidad ni de la verdadera intención de este cronista— la función «clave» desempeñada por la esfera conativa(involucra el esquema corporal, factor determinante de los movimientos físicos, columna vertebral del arte danzario).
Los miembros del BNC supieron afinar muy bien el acorde cuerpo-mente-alma, expresión legítima de la esencia danzaria, para celebrar cum dignitate el cumpleaños 63 del triunfo de la Revolución.
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