Cada aniversario del asesinato de Julio Antonio Mella, tiene para los cienfuegueros un significado muy especial, pues fue por el puerto sureño su salida hacia el extranjero, en momentos en que su vida corría un gran peligro, pues ya habían tratado de matarlo en la cárcel, por lo cual se decidió que marchara al exilio.
Según relató el Doctor Gustavo Aldereguia Lima, médico y amigo de Mella, le sacó un pasaje en tren hacia Cienfuegos, con el nombre de Juan López, como el tren paraba en el Puente de Agua Dulce, lo acompañó hasta ese lugar, donde ocupó la litera No. 6 en el coche dormitorio Tuinicu.
Mella llegó por tren hasta la estación del Central Perseverancia, en el pueblo de Rodas y desde allí por carretera hasta la Perla del Sur, donde estuvo hasta que a mediados de enero del 1926, a bordo de un barco hondureño salió del país.
En Cienfuegos se hospedó en una casa de la Calle Santa Cruz entre Manacas y Holguin, en el barrio de La Gloria, allí conoció a la jovencita Ángela Idalia Espinosa Valdés, que se convirtió en la última persona en decirle adiós a Mella, desde el Muelle Real, hasta donde lo acompaño , como una pareja de jóvenes paseando, a fin de evitar sospechas.
Tuve la oportunidad de conocer en detalles la relación de Idalia con Mella, durante su estancia en Cienfuegos, pues hace algunos años preparaba una trabajo sobre ese hecho histórico y lo comente con mi vecina y amiga Idalia, quien entonces me contó que había conocido a Mella, porque ella visitaba la casa donde él estuvo durante su paso por esta ciudad.
Idalia me aseguró que siempre recordó con emoción aquellos días de enero de 1926, cuando tuvo la oportunidad de conversar con Mella, sobre diversos temas, especialmente sobre el ideario martiano y los sentimientos se solidaridad internacional y tuvo el honor de acompañarlo a pie hasta el muelle, para que abordara el barco Comayagua y pudiera evadir la persecución de la dictadura machadista.
Esa jovencita que pasó a la historia patria como la última persona en despedir a Mella desde la tierra cienfueguera, al pasar los años, fue alfabetizadora, maestra, oficial del MININT, delegada del Poder Popular y Diputada por Cienfuegos a la Asamblea Nacional.
Ella me aseguró que la breve amistad con Mella, la marcó para siempre y la inspiraron en su vida revolucionaria y hoy recordamos también a Ángela Idalia Espinosa Valdés, como una se esas mujeres, que hasta sus últimos días mantuvieron una intachable vida, en defensa de los ideales de la Revolución Socialista.
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