Con motivo del aniversario 110 del natalicio del genial poeta, escritor, crítico y periodista José Lezama Lima (1910-1976), quiero —a través de esta humilde crónica— evocar la memoria de ese gigante de las letras cubanas y universales
Una muestra audiovisual registra, entre otras cosas, la voz del también fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), quien narra la motivación fundamental que lo llevó a escribir un poema considerado medular en su vasta producción poético-literaria, ya que en ese texto lírico busca lo cubano, nuestras raíces multi-étnico-culturales, la personalidad básica de la población insular. Esa es, en síntesis, la esencia de la poesía lezamiana.
En ese material audiovisual, el poeta y escritor Eliseo Diego (1920-1994) explica los antecedentes de la aparición, en el orbe cultural caribeño, de la revista Orígenes, fundada por Lezama Lima, y que, al igual que el grupo homónimo, desempeñara una función «clave» en el panorama literario tropical desde 1944 hasta 1956.
En la obra poético-literaria de Lezama, la ciudad militar de Columbia, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la citadina avenida del Prado y la casa de la calle Trocadero, donde viviera el genial vate habanero hasta su lamentable deceso, desempeñan una función decisiva.
Por otra parte, Lezama era uno de los mejores promotores culturales de la época socio-histórica en que le tocó vivir y crear, y además, sentía una gran predilección por el quehacer editorial en revistas (publicaciones periódicas).
El eminente intelectual habanero, uno de los pilares fundamentales de la cultura cubana y universal, fue —ante todo y por encima de todo— un poeta, y todos los demás géneros literarios (novela, ensayo) y periodísticos (crónicas danzarías), en los que incursionara están supeditados a la poiesis (como la concibe tan ilustre vate).
La publicación de su novela Paradiso le abrió de par en par las puertas de la fama a escala internacional. El encuentro con la producción intelectual y espiritual lezamiana, para decirlo con las propias palabras del bardo, constituye «una fiesta innombrable».
Desde la poesía, Lezama incursionó con éxito en el campo de la danza escénica, a la que le dedicara puntuales críticas, en las que establece la relación poesía-danza-música, percibida y fundamentada por él desde la vertiente teórico-conceptual.
Lezama, quien admiraba profundamente a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso (1920-2019), cuyo «arte [según él] es inimitable», tenía una sección fija en el Diario de la Marina, donde publicaba —entre otras— sus crónicas y críticas sobre ballet clásico.
En la obra poético-literaria de José Lezama Lima hay guiños al ballet, al teatro y a la música, entre los cuales existen vínculos «misteriosos» que los unen en cálido abrazo, ya que —para citar las propias palabras del ilustre autor de Muerte de Narciso dedicadas al Apóstol— nuestro Lezama deviene «un misterio que nos acompaña» (¡y acompañará!).