Este sábado 16 de noviembre La Habana cumplirá 500 años. A estos más de 720 kilómetros cuadrados de tierra cubana, capital de todos los nacidos en este verde archipiélago, destino obligado de quienes nos visitan y orgullo de quienes la poblamos…va dirigida la siguiente crónica por su aniversario 500.
Dicen que La Habana es una de las ciudades más hermosas del mundo y aunque desconozco si tal aseveración es cierta, yo me la creo. Les aseguro que no es por chovinismo, sino por sincero orgullo del lugar donde nací, lástima que existan quienes andan por ahí destruyendo o ensuciando su imagen.
Engalanada con parques y plazas, la más variopinta vegetación y una arquitectura que transita entre lo colonial, lo barroco y lo contemporáneo, La Habana, coqueta y provocadora, se deja abrazar por el malecón y arrullar por el mar.
Sus calles, algunas estrechas como para que los vecinos puedan dase un apretón de mano de acera a acera y otras, largas y espaciosas, donde no se distingue nada de una esquina a otra, son escenario de conversaciones fortuitas, improvisados juegos de dominó o pelota y citas de enamorados.
En esta ciudad de luces y sombras, de mitos y tradiciones, conviven hombres y mujeres de diferentes edades, razas, y proyecciones sociales, en una enjundiosa mezcla de voluntades y destinos que le confieren un sello singular e irrepetible.
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