¡OJO Pinta!

Pocos saben que Estados Unidos posee una cadena de laboratorios biológicos en varios países. Tampoco se publicita convenientemente que son los únicos en negarse a suscribir un pacto mundial de inspecciones a esos sitios, procurando evitar un mal empleo de los patógenos que en esos centros se almacenan o con los cuales seexperimenta.

Hace poco, China exigió transparencia y garantías a Washington en lo que respecta a esas instancias ¿científicas o militares? cercanas a las fronteras del gigante asiático y de Rusia. Hay nada menos que 16 radicadas en varias zonas de Ucrania.

Inexplicable que quienes tan a la ligera acusan de usar medios químicos,los hayan empleado profusamente en Corea en los años 50, donde hicieron las primeras pruebas sobre los efectos del Napalm en los seres humanos y después regaron, con similar insania, en Vietnam, junto con defoliantes (Agente Naranja) de daños inmediatos y a largo plazo, pues no les resultó suficiente la lluvia de bombas lanzadas sin juicio ni medida.

Esos antecedentes, ambos en la geografía inmediata del gigante asiático, son suficientes (sin olvidar Hiroshima, Japón)  para el justificado  recelo de Beijing con respecto a la seguridad y uso posterior de lo obtenido en tales sitios, cuando el tenso escenario mundial, aupado por el crispante modus operandi norteamericano,  no augura amistades sino un aumento de rencores y ofendidos.

Quede claro que  al menos en la mitad de las citadas instalaciones, se almacenan virus y bacterias de alto poder infeccioso. Teniendo de referente al indiscriminado manejo anterior de medios químicos en condición de armas y los experimentos maquiavélicos con LSD y diferentes patógenos, usando a sus propios soldados como conejillos de india, o a comunidades negras para “estudiar” determinadas enfermedades. Quizás, por igual, las esterilizaciones masivas de latinoamericanas, sin previo consentimiento, entre tantas malas prácticas, no parece que se exagera cuando se pide control y cuidados.

Rusia se sumó al pedido de China,  presumiendo el posible desarrollo de armas biológicas en esos emplazamientos, tan lejos de sus promotores, tan cerca de aquellos a los cuales califica de enemigos. A Moscú y Beijing EE.UU. los tiene conceptuados y los trata, bajo esas condicionales, y tanto, que así está reflejado en la “nueva” estrategia de seguridad nacional estadunidense.

El antiguo mantra contra la URSS y al socialismo  resucita. ¿Miedo a los avances rusos y chinos o necesidad de tener un enemigo que justifique los altos presupuestos militares, el esplendor del complejo industrial armamentístico o la jactanciosa pretensión de ejercer como gendarme mundial?

A semejanza de los animales salvajes que marcan su territorio o se lo disputan a otras especies, la Casa Blanca

asegura que tiene «intereses» en el Ártico y que los defenderá ante  Rusia. Dejando a un lado la absurdidad de ese reclamo, ¿de qué se trata? ¿Acaso invaden suelo norteamericano? pudiera decirse que es todo lo contrario. Los rusos poseen ese enclave desde tiempos zaristas, cuando EE.UU. ni siquiera existía.

Ni Rusia ni China han lanzado amenazas contra Estados Unidos pero desde ahí sí hubo y hay infundios, sanciones abundantes y medidas de posicionamiento militar en el mar de la China Meridional, espacio relevante  en el tráfico de mercancías y con un rico fondo marino, de gran importancia para la región Asia-Pacífico. De otro lado, el cerco en torno a Rusia con bases en todos los antiguos miembros del Pacto de Varsovia y países del espacio postsoviético con sofisticados sistemas antimisiles, concentrando tropas y artilugios de guerra convencionales.

“Rusia no representa una amenaza para ningún país del mundo”, dijo Dimitri Peschkov portavoz del Kremlin en referencia a las acusaciones norteamericano-ucranianas por el aumento de tropas rusas en la frontera común, movimiento emprendido en respuesta a imputaciones y actos nada amables.

La malquerencia no ha cesado tras el retiro de efectivos rusos porque, lo que se cocina en realidad, es mantenerles constantemente hostilizados y desgastarlos en varios frentes. El de Ucrania, muy manejable, pero no suficiente y tanto el anterior como el actual presidente norteamericano, toman el Nord Stream 2 como otro eje de la batalla anti rusa. Luego ¿se trata de negocios o de política? Posiblemente los dos. Y ¿lo razonable, la ética? –Muy nmal, gracias.

Publicado Por: Elsa Claro

Periodista, poeta, narradora de altos quilates, que ejerce el ejercicio del comentario de manera cotidiana y de una excelencia de referencia. Su obra poética ha sido reconocida por el poeta nacional Nicolás Guillén desde sus primeros títulos líricos. Actualmente, este Premio Nacional de Periodismo José Martí transmite sus trabajos periodísticos en el espacio En Vivo Directo. Correo: elsa.claro@icrt.cu

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