Cada Primero de Junio se celebra el Día Internacional de la Infancia, en el interés de incentivar la fraternidad y comprensión entre los niños y generar actividades que promuevan su bienestar material y espiritual.
La fecha, instaurada por iniciativa de la Asamblea General de Naciones Unidas desde 1956, promueve infinidad de acciones, entre estas las musicales, así recordé que desde tiempos remotos las canciones infantiles arrullaban a los pequeños a la hora de dormir o como entretenimiento, costumbre que se perdió por obra y gracia del ajetreo cotidiano y de tendencias más contemporáneas, pues tal y como asegura el amigo Charly Morales, corresponsal de la Agencia Prensa Latina en
El Salvador, ahora los cumpleaños infantiles son animados a ritmo de reguetón.
A su juicio, aunque el reguetón es etiquetado como sexista y vulgar, sus letras son explicitas y uno puedo prever si permite o no que nuestros niños las escuchen y repitan, lo contrario de las viejas nanas, cuyos textos son un engendro disfrazado de arrullo.
En su comentario titulado “Amiguitos vamos todos…” Charly disecciona algunas de estas composiciones como la del chino que cayó en un pozo y las tripas se le hicieron agua… aquella que asegura que la manzana se pasea de la sala al comedor instando a que no lo pinchen con cuchillo sino con tenedor, o esa otra del perrito chino que fue cambiado por un poco de dinero y unas botas de charol. En las que están camuflageadas la violencia y el culto a lo material. Ninguna apunta hacia los valores que pretendemos fomentar.
Así Charles continua analizando uno de los estribillos del conocido arroz con leche que se quiere casar con una viudita de la capital, que sepa coser, que sepa bordar, que ponga la aguja en su canevá…. Y me cuestiono: Arroz con leche quiere una esposa, una doméstica o una modista particular? Se casa por amor o por interés.
Aclara mi simpático y ocurrente colega que esta interpretación no tiene nada de paranoia, sino del fruto de un análisis objetivo de cada palabra hilvanada con música.
Desde esa óptica y concordando con lo dicho por Charly, insto a que los actuales compositores de música infantil, revisen una y otra vez el mensaje implícito en sus canciones para que, lejos de perderse en el olvido, queden grabados en la memoria y se leguen de generación en generación como lo han logrado el gatico Vinagrito de la inolvidable Teresita Fernández, o los temas de Lidis Lamorú y Liuba María Hevia, todos con un objetivo educativo y orientador.
Like (0)