Naufragio a la vista

Teniendo como fondo irritante, -sobre todo deshonesto y sórdidamente desfachatado-, el discurso a la Unión hecho ante el senado por Donald Trump el pasado 4 de febrero, el inmediato episodio ocurrido en el caucus de Iowa, devino un lamentable absurdo.

Dentro del proceso eleccionario norteamericano se considera este paso si no decisivo un buen medidor para la  posterior nominación del candidato oficial  de cada partido a los comicios de noviembre.

Ese estado del Medio Oeste, ha servido  para filtrar aspirantes. Los republicanos, es una muestra, desecharon a los dos “contendientes” de Donald Trump quien, si no ocurre algo excepcional, será quien represente a los estratos más conservadores (y miopes) estadounidenses otra vez.

Los datos históricos muestran que en Iowa se vislumbraron los dos triunfos de William Clinton en las presidenciales del 1992 y 1996. Su entonces vice y después aspirante al primer puesto, Al Gore, también tuvo éxito en ese estado en el 2000, año del impugnado triunfo de George W. Bush, quien, a su vez, obtuvo la preferencia de los delegados en 2004 para su segundo mandato.

Ahora, antecedido por un “juicio” sin testigos y el incondicional abrigo republicano otorgado al presidente, fue con mal pie que los demócratas transitaron por la selectiva experiencia. Tuvieron dificultades en el conteo de votos y demora para hacerlos públicos, con un virtual empate entre Bernie Sanders  (logró mayoría del voto popular) y Pete Buttigieg, con un par de delegados por encima del senador.

El diario New York Times, cercano a los demócratas, se vio precisado a admitir que el evento de Iowa, estuvo «plagado de errores e inconsistencias». Un alerta para impedir deslices similares en las siguientes etapas del largo y complicado periplo para decidir a quién entregan los destinos de los norteamericanos y los restantes ciudadanos del mundo.

Pese a yerros que, sin duda, perjudican a los demócratas en general, se evidenció que el hasta hace poco favorito, Joe Biden, queda a bastante distancia de mantenerse en el primer puesto, por detrás de Elizabeth Warren,  tercera en esta lid.

Dentro de lo normal se ubican posibles bajas en estos procesos, solo que, de entrada, la cantidad de aspirantes, el fiasco derivado del proceso político contra Trump y la evidente falta de consenso entre ellos, dejan mal parados a los demócratas. Algunos observadores anotan, también, la no existencia de programa claro por parte de cada contendiente, excepto Bernie Sanders, con uno, demasiado progresista para unos cuantos.

El magnate  a cargo de U.S.A., más engreído que antes -si ello es posible-, ridiculizó a sus contrarios, diciendo que si  no son capaces de conducir sus elecciones, tampoco están capacitados para administrar el país.

Los defensores, o los propios demócratas, asumen que  los fallos humanos y tecnológicos ocurridos pueden tener  causas simples, una sería la incompetencia, dado el nuevo sistema establecido para ese duelo y en ese mismo sentido, cierto entusiasmo excesivo de los voluntarios. Pero no descartan actos conspirativos de no hay que decir quién.

Se supone que 42,672 habitantes de Iowa dieron su respaldo a Bernie Sanders. Eso entrega alrededor de seis mil votos más que los recibidos por el ex alcalde de South Bend, Pete Buttigieg. En esas cifras se basan quienes dan por ganador a Sanders pese al reporte oficial que le pone fracciones de punto por debajo de su contendiente por el mismo partido, gracias un par de delegados más, algo, en estos casos, decisivo.

No son buenos aires los que soplan.

Si en los próximos días, en la segunda cita de este tipo (primarias de New Hampshire) no quedan bien definidos los campos entre los 8 aspirantes demócratas, esa formación política estará más en desventaja, y el deseo de cambio existente en amplias capas sociales estadounidenses, debido a la hartura de recibir mentiras y rimbombancias de sobra, se verá lamentablemente frustrada.

Y van a tener, tendremos,  que seguir sufriendo a un personaje que tanto a escala mundial como interna,  provoca insensatas y peligrosas tendencias.

Publicado Por: Elsa Claro

Periodista, poeta, narradora de altos quilates, que ejerce el ejercicio del comentario de manera cotidiana y de una excelencia de referencia. Su obra poética ha sido reconocida por el poeta nacional Nicolás Guillén desde sus primeros títulos líricos. Actualmente, este Premio Nacional de Periodismo José Martí transmite sus trabajos periodísticos en el espacio En Vivo Directo. Correo: elsa.claro@icrt.cu

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