El mosquito Aedes Aegpty, descubierto por Carlos Juan Finlay como trasmisor de la fiebre amarilla, es causante de otras enfermedades no menos peligrosas como el Dengue, con él se cumple la sentencia de que no hay enemigos chiquitos, pues una sola picada de ese minúsculo insecto puede infectar a varias personas y hasta provocar una pandemia de dimensiones y gravedad impredecibles.
El Dengue se reporta en un centenar de países, millones de personas están en riesgo de padecerla.
En nosotros está la posibilidad de eliminar al Aedes Aegpty y librarnos de la terrible amenaza que entraña para nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Basta con efectuar correcta y sistemáticamente el autofocal en nuestras casas, no sembrar plantas en agua, limpiar y cambiar frecuentemente vasos espirituales y depósitos de agua, eliminar escombros y vertederos de basura y chapear solares yermos y áreas verdes.
La higiene es nuestra aliada y el peor enemigo de esa amenaza voladora que, en apenas treinta días de efímera existencia, provoca toda una cadena de contagio.
Aunque limpio no es el que limpia, sino el que no ensucia, limpiar es la clave. Higiene es salud. Libremos la batalla contra el Aedes Aegpty y vivamos en un entorno más agradable y sin la preocupación de enfermar.