Fidel fue, es y será un soldado fiel a sus principios, dignidad y consagración por la que siempre luchó al servicio de la Patria. Sus elevados ideales sobre el mundo que lo rodeaba, lo colocan en el pináculo de la historia de la humanidad toda.
Entre sus ideas fundamentales está el internacionalismo proletario, un concepto que el Comodante en Jefe defendió como nadie, incluida la solidaridad, esencia básica de su actuar, con los demás pueblos del mundo, a quienes nunca dudó en ayudar en muchos campos de la vida, fundamentalmente cuando había razones más que poderosas para hacerlo.
Sus ideas han trazado el camino de los cubanos en el enfrentamiento y resistencia frente al imperialismo, de un pueblo que ha sabido mantenerse en la lucha por fortalecer su independencia y continuar la construcción de un socialismo próspero y sostenible.
Por ello, el pensamiento de Fidel está presente en cada obra que emprendemos, conscientes del papel de todos ante la tozudez del enemigo por destruir a la Revolución, máxime en los difíciles momentos que vive el país con la pandemia de la Covid-19, así como el recrudecimiento del criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba desde hace cerca de 60 años.
Ese pensamiento profundo de nuestro Fidel nos da mucha fuerza para seguir adelante y unirnos en un as de victorias que ilumina el derrotero de nuestro futuro, que con el concurso de todos sabremos transformar, y cambiar todo lo que debe ser cambiado, como aseguró el más grande líder cubano en su concepto de Revolución.
Siendo muy joven aún nuestro proceso y cuando ya el imperialismo enseñaba las uñas, el 16 de abril de 1961, en la esquina de 23 y 12, en La Habana, Fidel pronuncia un discurso memorable, donde entre otras ideas fundamentales expresa una de gran valor para los revolucionarios:
“Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”.
Otro importante concepto sobre la moral, dijo en el discurso del 8 de junio de ese mismo año en la clausura de la Reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de Estudiantes:
“El imperialismo no conoce lo que es la moral. Todos sus hechos están en contradicción con todo lo que dicen, y cada día están más en contradicción”.
El líder de la Revolución dejaba para la posteridad la claridad meridiana de su pensamiento en todos los campos de la existencia. Y uno de ellos que quedó grabado en la memoria de los cubanos de bien, lo expresó en el discurso del 26 de julio de 1961 en la Plaza de la Revolución José Martí, aquí en nuestra querida Habana:
“Los imperialistas son defensores y son protectores y son generosos amigos de cuanto traidor, de cuanto mercenario y de cuanto enemigo de los pueblos hay en el mundo, de cuanto discriminador, de cuanto colonialista, y son amigos de toda la política de opresión y de explotación que haya en cualquier continente del mundo”.
El 4 de febrero del propio año Fidel esclarece: “Y ante la realidad objetiva e históricamente inexorable de la revolución latinoamericana, ¿cuál es la actitud del imperialismo yanki? Disponerse a librar una guerra colonial contra los pueblos de América Latina; crear el aparato de fuerza, los pretextos políticos y los instrumentos seudolegales suscritos con los representantes de las oligarquías reaccionarias para reprimir a sangre y fuego la lucha de los pueblos latinoamericanos”
La secuencia de ideas fijas sobre nuestro enemigo principal, el imperialismo, no cesan en la cabeza de uno de los más grandes pensadores de este país. Fidel las recrea como nadie en cada momento histórico en que hace enfoques hacia el gigante del Norte. Veamos lo que planteó el 4 de febrero de 1962:
“América Latina es un continente convulsionado por la ola revolucionaria que se desata. Los imperialistas tratan de frenar esa ola, tratan de lograr el imposible de impedir el avance de esa ola revolucionaria; pero más que una ola revolucionaria, es un verdadero ras de mar revolucionario que barrerá con el imperialismo en nuestros pueblos de América Latina”.
Fidel era como un tsunami de ideas que evolucionaba a la velocidad de la luz. He aquí otro de sus pensamientos muy elaborado acerca del imperialismo. Lo dijo el 12 de noviembre de 1971 en Chile:
“La filosofía y la moral del imperialismo es la filosofía y la moral de la corrupción, del egoísmo y el individualismo. Y esas son poderosas armas de las que se vale en su lucha ideológica contra la Revolución”.
La sagacidad, capacidad e inteligencia de Fidel no tienen parangón, siempre con una idea fija en su mente: el imperialismo voraz, ese que tanto daño hace a la humanidad. El 3 de abril de 1976 pronunció un importante discurso en el acto central conmemorativo del aniversario 15 de la Unión de Pioneros de Cuba:
“El imperialismo, el capitalismo, el fascismo, el neocolonialismo, el racismo, la brutal explotación del hombre por el hombre en todas sus formas y manifestaciones, se acercan al ocaso en la historia de la humanidad, y sus enloquecidos servidores lo saben; por eso sus reacciones son cada vez más desesperadas, más histéricas, más cínicas, más impotentes. Solo eso puede explicar crímenes tan repugnantes y absurdos como el de Barbados”.
Fidel era una máquina de producir ideas muy profundas. Veamos este pensamiento que manifestó en una comida ofrecida en su honor por el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, el Presidium de la Urss y el Gobierno de ese país, el 5 de abril de 1977, en la Cámara de Facetas del Gran Palacio del Kremlin, en Moscú:
“Nada hay más inhumano en la historia del mundo que el propio sistema capitalista e imperialista, que nació, como dijo Marx, chorreando sangre y lodo por todos sus poros”.
Así era Fidel, directo, decía las coas sin tapujo y llamaba al imperialismo por su verdadero nombre, no andaba con rodeos para calificarlo de inhumano y muy dañino para los pueblos del mundo. En su discurso del 26 de julio de 1978, en el aniversario 25 del asalto al cuartel Moncada dijo:
“Nosotros estamos dispuestos a resistir, digna y abnegadamente, los años que sean necesarios, el bloqueo imperialista. Si otros transigen, si otros se dejan sobornar, si otros traicionan, Cuba sabrá mantenerse como ejemplo de una revolución que no claudica, que no se vende, que no se rinde, que no se pone de rodillas”.
En ese mismo discurso pronunciado en Santiago de Cuba señaló:
“¿Cómo puede hablar, en fin, de derechos humanos el gobierno imperialista que mantiene una base militar por la fuerza en nuestro territorio, y somete a nuestro pueblo a un criminal bloqueo económico?”
Mientras pronunciaba otro discurso en el acto de clausura del II Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución dejó bien clara esta idea:
“¡Sepan, señores imperialistas, que el pueblo cubano vivirá con su Revolución o morirá hasta el último hombre y mujer junto a ella!”.
El 3 de agoto de 1985, en la clausura del encuentro sobre la deuda externa de América Latina y el Caribe recalcó:
“El que necesita las armas es el imperialismo, porque está huérfano de ideas. Para mantener este sistema oprobioso, para mantener todas estas situaciones de las que se han hablado aquí, necesita las armas, tiene que mantenerlas mediante la fuerza; pero si hay ideas, si existen ideas se pueden defender esas ideas y se pueden hacer que triunfen las ideas; las ideas no necesitan ni de las armas, en la medida en que sean capaces de conquistar a las grandes masas. La contradicción entre socialismo y capitalismo nadie puede pensar en resolverla por la fuerza, hay que estar loco para pensar en eso; y los que piensan en eso son los imperialistas, por ello mantienen bases militares en todas partes del mundo, amenazan a todo el mundo, intervienen en todas partes”.
En el encuentro con intelectuales brasileños, en el Palacio de Convenciones de Anhembi, Sao Paulo, Brasil, el 18 de marzo de 1990 remarcó:
“¡Qué bien conocemos nosotros a los yankis! Si nosotros hubiéramos cedido una sola vez a las exigencias imperialistas, la Revolución Cubana no existiría. Lo que ha frenado a los imperialistas es el heroísmo de nuestro pueblo, el precio que saben que tienen que pagar por una agresión a nuestro país”.
En el discurso de clausura del IV Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución, el 26 de septiembre de 1993, aseguró:
“Pero estos tiempos son más difíciles, mucho más difíciles, tenemos que estar conscientes de eso; se requiere un esfuerzo mayor, se requiere una valentía mayor, se requiere un heroísmo mayor, se requiere una inteligencia mayor, se requiere una organización más eficiente, se requiere una moral más alta, se requiere una lucha más tenaz, precisamente para preservar la patria, la Revolución y las conquistas del socialismo”.
Y miren cómo definió al bloqueo en una intervención el 25 de octubre de 1995 en la sede de las Naciones Unidas:
“¿Qué es un bloqueo? Un arma atómica silenciosa que mata mujeres, hombres, niños, adolescentes; ese es el bloqueo.
“En los tiempos que estamos viviendo y con el largo enfrentamiento que tenemos ante el imperialismo y el capitalismo, no es posible renunciar a la idea de la necesidad de una dirección unida y eficiente”. Este concepto lo expresó Fidel el 8 de enero de 1989, en el acto central por el aniversario 30 de su entrada a La Habana, en 1959.
El Comandante en Jefe al referir que el imperio menosprecia la soberanía de las naciones, señaló: “Con papeles el imperio adquirió gran parte de las riquezas del mundo, donde impone sus leyes, menospreciando la soberanía de las Naciones”.
En otro momento expresó que entre Cuba y Estado Unidos hay una gran diferencia y conceptualizó: “¡Qué enorme diferencia entre la conducta del Gobierno de Cuba y la del Gobierno de Estados Unidos! ¡La Revolución, que se basa en la verdad, y el imperio, que se basa en la mentira!”.
Pero sus ideas van más allá todavía. Veamos: “Los jefes y funcionarios imperiales trabajan febrilmente, amenazando a todos con su brutal fuerza, pero el imperio es insostenible y no desiste. Tiene sed de sangre. ¡Hay que denunciarlo tenazmente!”.
Y dijo, además, que el imperialismo es un sistema parasitario y saqueador, y, asimismo,ejemplificó: “Muchas de las mejores inteligencias del planeta son sustraídas de sus países de origen y puestas al servicio del sistema. Es un imperio parasitario y saqueador”.
Como una tromba marina Fidel arremete contra el imperialismo, un sistema despiadado que no tiene paz con nadie: maltrata, agrede, saquea y destruye casi todo a su paso. El Comandante no escatimó esfuerzos en el combate ideológico frente a este decadente sistema, cruel, enfermizo y poco creíble.
Para Fidel su baluarte en la batalla de cada día ante un enemigo poderoso, eran, sin dudas, las ideas que han quedado para siempre en reservorio de nuestro pueblo, las que perdurarán en el devenir del tiempo y serán la base esencial para seguir adelante por el camino correcto que nos trazara el derrotero de un futuro mejor. Porque las ideas de Fidel nos inspiran y nos hacen pensar diferente, nos hacen más fuertes ideológicamente.
Su pensamiento es imperecedero, está presente en cada paso que damos, en cada obra que construimos para el pueblo, en el pueblo mismo, en la vida de los cubanos, que tanto aspiran a una vida mejor. Pero para ello es necesario eliminar el brutal bloqueo económico, comercial y financiero que nos impone Estado Unidos.
Fidel es y será siempre un soldado de las ideas, un paladín del pensamiento revolucionario. Sus ideas nos guían por el camino correcto hacia el pináculo de la historia Patria.
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