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Cuando una revolución es verdadera y profunda, como la nuestra, logra éxitos en muchos campos de la vida. En Cuba sus dos pilares esenciales son la salud y la educación.
No es posible hablar de avances del proceso revolucionario cubano, que cuenta con un sinnúmero de aristas positivas, aunque también es necesario perfeccionar en muchas áreas, sin mencionar esos dos sectores tan fundamentales en nuestra sociedad.
Una amiga, en conversación informal, me decía: la educación es como un Ángel que cimenta el alma de la sociedad. Y yo agregué: pero la salud no se queda atrás. Es el antídoto que cura cualquier dolencia humana. Sin los médicos no es posible la vida.
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Al triunfar la Revolución Cubana, el 1ro de enero de 1959, la nación, con algo más de seis millones de habitantes, tenía un alto por ciento de analfabetismo.
Por ello, la alta dirección del país se dio a la tarea de desarrollar una cruzada educativa para mejorar ese negativo índice, que frenaba todo intento de avanzar hacia propósitos de desarrollo.
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La década de los años 60, desde los primeros meses de esa difícil etapa, fue compleja para Cuba en el orden de la salud. De alrededor de de 6 300 galenos, solo quedaron unos 3 000, tras abandonar la Isla el resto. Duro reto para las autoridades recién estrenadas al frente de la nación.
La mortalidad infantil era terrible: 60 muertes por cada mil nacidos vivos. Este indicativo hoy por hoy está entre los mejores del mundo, con 4,9 en 2020, cifra que únicamente pertenece a los países desarrollados, incluso por encima de Estados Unidos, en un año marcado por la Covid-19.
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El año 1961 fue decisivo en la historia de la Mayor de las Antillas. El 6 de junio se dictó la Ley de Nacionalización General de la Enseñanza, la cual declaró que “tenía carácter público y debía ser prestada por el Estado, como deber intransferible. Era un derecho de todos los cubanos, sin discriminación y con carácter gratuito”.
A la proclamación del carácter socialista de la Revolución, la victoria de Playa Girón y otros importantes acontecimientos, se le sumó la Campaña de Alfabetización. Por idea del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el mismo 1ro de enero comienza la etapa organizativa. Además, en medio de este período dada a los preparativos, comienza a desarrollarse la alfabetización en dos lugares muy bien destacados del territorio cubano, a través del Plan para la Ciénaga de Zapata, el 3 de febrero, con 200 alfabetizadores, y el Plan Escambray, en marzo, con 640. Así se gestó la más importante cruzada educativa en nuestro país. El 22 de diciembre de 1961, Cuba fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo. Más de 700 000 cubanos fueron alfabetizados por unos 270 000 educadores voluntarios.
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Antes del triunfo de la Revolución (1958) la esperanza de vida en Cuba estaba entre 35 y 58 años de edad. Los indicadores de salud en esa etapa demostraban el enorme sufrimiento del pueblo por la falta de atención médica, basada fundamentalmente en el desempeño privado. Muchas personas no podían acceder a ese privilegio.
En un estudio realizado por la doctora Miladis Sintes Jiménez, Especialista de I Grado en Oftalmología, Profesora Instructora del Centro Provincial de Retinosis Pigmentaria Raúl González González de Matanzas, reseña que “en Cuba, a finales de 1958, la situación sanitaria era reprobable caracterizada por pobreza, corrupción, escasez de recursos humanos calificados y materiales”.
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Tras el enorme éxito de la Campaña de Alfabetización, Cuba creó un sistema educativo universal, inclusivo, participativo, laico y científico. Su objetivo primordial está basado en la necesidad de elevar el nivel cultural de toda la población. Y persigue, como esencia básica, la solidaridad y la cooperación desde una concepción profundamente igualitaria del ser humano.
El sistema educativo cubano basa su política de enseñanza en los aportes de la ciencia y la tecnología, así como en la propia tradición pedagógica progresista y universal. Y el Estado la asume de forma total y aplica conceptos estrechamente vinculados al estudio de elementos de la sociedad, el trabajo y la producción.
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Fidel lo prometió al hacer su alegato en el juicio de la causa 37, celebrado en 1953, y al triunfar la Revolución en 1959, comienza a ponerse en práctica el Programa del Moncada. Surge así una red de hospitales especializados en todo el país. Y también se inicia la formación acelerada de médicos, esenciales para crear un sistema de salud poderoso.
Desde 1960 comenzaron en el territorio nacional campañas de vacunación masiva a la población, con cobertura superior al 99% de los niños menores de dos años. Ello fue fundamental en la erradicación de enfermedades muy dañinas, como la poliomielitis, tétanos neonatal, fiebre tifoidea, además de disminuir los efectos del sarampión, rubeola, parotiditis y la tuberculosis.
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La Educación en Cuba fue articulada mediante niveles y tipos de enseñanza imbricados entre sí. Comprende el Preescolar (5 años), la Primaria (6-11 años), Secundaria Básica (12-14 años) y el Preuniversitario (15-17 años).
Esta estructura educacional también incluye la Educación Especial y la Educación de Adultos, y permite el flujo articulado de los estudiantes de unos niveles a otros.
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Después del éxodo de la mitad de los médicos cubanos, el gobierno revolucionario puso énfasis en la formación de profesionales. En un primer momento fue inaugurada la Facultad de Medicina en Santiago de Cuba. A partir del curso de graduados en 1961, por solicitud de los galenos, acordaron no ejercer la medicina privada.
La actual estructura de nuestro sistema nacional cuenta con la Atención Primaria de Salud, que incluye 440 policlínicos y 20 000 consultorios del médico de la familia; atención secundaria, con los 283 hospitales provinciales, centros y clínicas; y el nivel terciario, con los institutos, hospitales nacionales y centros de investigación, entre otros.
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Nuestro sistema educacional no solo es eficiente en Cuba, sino que también muestra logros en otras tierras del mundo, donde se adoptan métodos pedagógicos similares –como el conocido programa de alfabetización Yo sí puedo-.
Los profesionales cubanos de la educación han marcado pauta aquí y allende los mares, y han contribuido al desarrollo de la ciencia pedagógica, por lo que el referido sistema de enseñanza cubano puede considerarse modélico.
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El Programa de Atención al Adulto Mayor surge en 1974, y en 1985 se incorpora el médico de familia. En la actualidad, la Mayor de las Antillas suma 13 500 círculos de abuelos, universidad del adulto mayor, 130 hogares de ancianos, 32 servicios geriátricos y 132 especialistas en Gerontología y Geriatría. Hoy la esperanza de vida al nacer es de 80,2 años las mujeres y de 78,0 años para los hombres.
La favorable estructura socio política en el país constituye un potencial de ayuda para acondicionar todas estas premisas en un nuevo programa, que además de contemplar todo lo anterior, fuera capaz de asegurar la participación activa de la familia, la comunidad y las organizaciones políticas y no gubernamentales en trabajo colectivo, donde el protagonista principal fuera el adulto mayor.
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La enseñanza media superior termina con el 12mo. Grado, lo cual prepara a los estudiantes para su ingreso a las universidades del país. Los centros de enseñanza superior reciben también numerosos profesionales cubanos y extranjeros que llegan a perfeccionar sus conocimientos y a obtener títulos de postgrado.
Existe, además, la llamada educación de adultos que busca asegurar el buen nivel educativo de adultos subescolarizados. Y se realizan cursos nocturnos y vespertinos en politécnicos, cursos de capacitación por parte de distintas empresas y encuentros en centros de Educación Superior.
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Nuestro sistema nacional de salud actualmente es vigoroso, que cuenta con 13 facultades de medicina, donde se gradúan anualmente miles de estudiantes de las diversas carreras existentes, así como egresan también miles de jóvenes de la especialidad de enfermería.
De aquella exigua cantidad de profesionales (algo más de 6 000, de los cuales quedaron solo unos 3 000), hoy el país eleva esa cifra a casi 100 000 graduados de las diferentes especialidades, con lo que se convierte en una potencia médica mundial.
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Otro propósito de la educación en la Isla es lograr mayor eficiencia, con la introducción de nuevos métodos y estilos de trabajo en las instituciones docentes, además de la aplicación de nuevos planes y programas de estudios, en aras de perfeccionar el sistema nacional de educación.
Este esfuerzo involucra a todos los municipios del país y busca convertir a la escuela en el espacio más importante de la comunidad, donde la clase sea la actividad fundamental del proceso docente educativo, capaz de estimular la participación, la construcción y apropiación del conocimiento.
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Con ese enorme potencial de profesionales de la salud en nuestra nación, cerca de 70 países han recibido la asistencia médica de miles de trabajadores de la salud, donde han combatido enfermedades como el Ébola y actualmente la Covid-19. El contingente Henry Reeve, creado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en 2005, a raíz de azotar el huracán Katrina a Estados Unidos, ha cumplido disímiles misiones en decenas de Estados de América, Asia y África, donde han ocurrido desastres naturales y epidemias.
El mayor mérito de los científicos de la salud cubana en la actualidad está relacionado con las investigaciones acerca de protocolos y la creación de varias vacunas contra la pandemia del Sars-Cov-2, una de las más letales en estos tiempos. Surgen así Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, además de otras en estudio y aplicación. La población cubana quedará totalmente inmunizada antes que termine este año con vacunas propias.
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Tanto el sistema nacional de educación como el de salud pública son dos de los más grandes logros de la Revolución Cubana, que operan en el país de forma gratuita y con estructuras muy potentes y bien organizadas.
El éxito de ambos en el plano social, contribuye con el desarrollo de la nación, por lo que aportan por separado, a pesar del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.
