Hasta el domingo 20 de noviembre La Habanera rondará los espacios del Palacio del Marqués de Arcos y la Casa de las Tejas Verdes, gracias al encuentro que por varias jornadas hará emerger del pasado a uno de los géneros emblemáticos y más universales del pentagrama cubano, ingrediente sustancial de nuestra identidad cultural.
El encuentro rinde homenaje al doctor Eusebio Leal Spengler, continuador de la conservación y realce de la villa de San Cristóbal de La Habana.
Considerado el primer género musical de nuestro país La Habanera trascendió a escala planetaria como expresión típica de lo criollo, influyendo en el surgimiento de distintos ritmos latinoamericanos
Dicen que La Habanera se dio a conocer en 1843 en los alrededores del Café “La Lonja”, situado a la entrada de la calle O’Relly, junto a la Plaza de Artmas, en la parte más añeja de la ciudad, donde era interpretada por una orquesta y un coro de muchachas de una compañía
de ópera.
La génesis de La Habanera se registra en las contradanzas de Manuel Saumell (padre de la tendencia nacionalista de la música cubana) y en las danzas autóctonas que gozaron su mayor esplendor a mitad del siglo XIX, aunque ya a principios de esa centuria agrupaciones vocales integradas por negros y mulatos, asumían al naciente género que en sus orígenes fue danzario.
La melodía de La Habanera, fácil de recordar y su texto llano y directo, propician que se asiente en la memoria y se trasmita oralmente. Sus características nostálgicas se avinieron a las sensaciones de los marineros, pescadores y soldados de aquel entonces, devenidos en sus mejores emisarios al entonar sus notas durante las travesías por todo el mundo.
Al tiempo, La Habanera fue ganando popularidad en las calles citadinas, gracias a los trovadores que hicieron se reconocerá su legado para realce de la música tradicional cubana.