Los agradecidos tenemos la palabra

Los agradecidos tenemos la palabra, y reconocer es poco cuando a uno le salvan la vida ese gran ejercito de batas blancas llenos de amor por la salud, aseveró Juan Miguel Carballo, realizador de sonido de la emisora de la familia cubana, quien estuvo ingresado en la sala Segundo F, cama 21, del Hospital Militar Central Dr. Luis Díaz Soto, en La Habana.

Hay tantas personas que me vienen ahora a la mente ahora como la Dra. Yanin Ortiz Collazo, Dr. Alexis Noda, Dr. Rubiel Rosales, Dr. Ramiro Antonio Rodríguez, así como el personal de enfermería y servicios como Yudith Martínez Mulens, Amisaday Gutiérrez, Luz Germina, Eduardo Esteban Pérez,  entre muchos otros, quienes con su trato y humanidad son grandes en toda la extensión de la palabra. Mi aplauso que es el sentir del pueblo.  Ellos con su labor diaria levantan el nombre de Cuba, esa gran y alta  bandera alta del sentimiento humano, que es su combate por la salud, afirmó Carballo.

Para los que no lo saben o no lo quieren interiorizar,  cuando uno ingresa cada ser humano está en las manos de estos hombres y mujeres, que día a día hemos visto caminar junto caminar por nuestro barrio, lo vemos junto a nosotros en los ómnibus o sencillamente en la cola de la bodega. Pero al ingresar todo cambia, sin ellos no somos nada. Por eso mi abrazo y mi eterno agradecimiento por su trato y dedicación.

Carballo es ejemplo más de las vidas que se salvan a todo lo largo y ancho del archipiélago,  estuvo ingresado del 11 al 27 de agosto, donde el tratamiento de primera línea no le faltó como divulgan las falsas noticias (Fake News), un procedimiento de Interferón Alfa 2b humano recombinante,  ceftriaxona  o rocephin,  y otros antibióticos le salvaron de esta pandemia agresiva junto a una neumonía.  

Para este cronista las palabras de este compañero de trabajo de Radio Progreso, la Onda de la Alegría, honran las historias de vidas, así como confirma  el trabajo consciente de la labor de los médicos y personal de la medicina, que merecen diariamente un surtidor de afectos y muestras de cariño además de admiración.