Este 13 de agosto se cumplirán 95 años de aquel otro 13 de agosto de 1926, cuando justo al despuntar el alba, el llanto de un niño saludaba la vida desde la casona de Birán. Allí nació Fidel, rodeado de la exuberante naturaleza de ese pedazo de Cuba que luego agrandó con su afán de justicia.
Temprano descubrió el origen de los males que aquejaban la sociedad y junto a sus hermanos, de sangre y causa, inició la Revolución que cambió la vida de cubanas y cubanos.
Radiografió los problemas que gravitaban sobre la Sociedad, aunando esfuerzos y voluntades para resolverlos: Fundó escuelas en cuarteles, privilegió la Cultura y la Salud y labró el camino de la solidaridad y la colaboración que ubicaron el nombre de este verde archipiélago en
las más apartadas geografías.
Fidel: siempre el primero en el ejemplo y el sacrificio, siempre allí donde se hacía imprescindible el aliento y la orientación oportuna, porque el evocar su presencia o invocar su nombre, anima el espíritu y nos da la seguridad del éxito en cada nuevo empeño y no es porque le idealicemos a fuerza de tanto cariño, sino porque siempre confiamos en
su innegable liderazgo, en su visión de futuro, en su humanismo sin par.
En su cumpleaños… su figura emerge del recuerdo convocándonos a defender lo conquistado y a ser fiel a la Patria.