Nadie como él encierra tanta historia. Nadie como él pudo comprender y llevar a cabo el sentir de los cubanos y cubanas. Fidel Castro Ruz, creador de ideas inmarcesibles, es un hombre que no ha muerto. Este aniversario de su desaparición física continúa como corcel su legado, el pensamiento revolucionario de un ser humano de dos siglos.
Recordarlo hoy significa CONTINUAR. Con mayúsculas. Crear y seguir un sendero de justicia social desde la Sierra hasta el llano.
Para hablar de Fidel
hay que cederle la palabra al mar,
pedir su testimonio a las montañas.
El Turquino canta y cuenta su biografía,
los pájaros la propagan,
saben su edad y repiten su nombre.
La edad de Fidel
es la edad de los framboyanes en flor,
la enhiesta edad de su barba verde olivo.
Todos lo sabemos,
los héroes no tienen edad,
tienen historia,
hacen la historia,
son la historia.
No lo arredra la cuadratura del Pentágono
ni las bravatas al rojo de cara pálida
en la hora oscura de la Casa Blanca.
Quien lo dude puede ver en alerta al héroe
y un millón de cubanos cara al Norte
en el malecón de La Habana.
Él es América Negra,
América Hispana,
América Andina:
el perfil de Fidel
es el perfil
de América Latina.
Esta imagén del poeta peruano Arturo Corcuera brilla con esa luz propia que él dejó para todos, sin monumentos, pero si en el palpitar de la nación: CUBA.